El frío hizo que la bendición de animales en la iglesia de San Pablo se celebrara, ayer, con más prisa de lo normal. Así fue como muchos zaragozanos que acudieron junto a sus mascotas hasta el templo a las doce del mediodía, hora estipulada para el inicio del acto, se encontraron con que ya había terminado. Debido a la gran cantidad de personas que continuó acercándose hasta el lugar y que no quisieron marcharse sin bendecir a sus animales, dos hermanas de la Caridad de Santa Ana continuaron con la labor en el interior de la iglesia. Una situación que lamentaron algunos de los fieles a esta tradición. «No he llegado a tiempo porque ha debido de ser todo muy rápido. Este año ha estado peor organizado», explicó Ángela Agón.

Andrés Gil, secretario de la Hermandad de San Antonio Abad, aseguró que «el horario era orientativo» y que el frío fue el causante de que la procesión previa a la bendición se realizara a paso ligero, por lo que todo se adelantó. Asimismo, explicó que al caer la festividad entre semana, la afluencia de gente «ha sido algo menor este año». Como solución y con el objetivo de que el mayor número de personas posible pueda disfrutar de la celebración, desde la hermandad plantearon una posible solución para próximas ocasiones. «Una opción sería cambiar la festividad al fin de semana anterior o posterior a San Antón para que la gente no esté trabajando. Las tradiciones tienen que evolucionar y adaptarse», apuntó Gil.

Mucha variedad

Los más previsores acudieron a las once, momento en el que el párroco Santiago Fusteros celebró una misa en el altar mayor de San Pablo para acto seguido, dar comienzo a la tradicional procesión que se realizó por las calles adyacentes junto a la imagen del santo. A diferencia del año pasado, en esta ocasión el acto no estuvo amenizado por una banda de música. A pesar de que los más numerosos fueron aquellos que se acercaron junto a sus perros y gatos, este año fue un burro el que despertó la expectación de los asistentes. Tampoco fallaron a la cita los caballos de la Policía Local de Zaragoza que celebran la tradición desde hace años. Aunque fueron menos abundantes, también pudieron verse otro tipo de animales como pájaros, tortugas, hámsters y cobayas.

Las razones por las que los dueños de estas mascotas se acercaron a la bendición fueron variadas. «Este año ha estado muy enfermo y quiero que tenga salud», explicó Ainara Gómez mientras acariciaba a Chuli, su chihuahua. Muchos de los asistentes son fieles a la festividad y llevan varios años acudiendo con sus animales. «Vengo a que lo bendigan desde que lo adopté, hace unos siete años. Es un día muy especial para los dos», comentó Ángela Agón junto a su perra Blanca.

Sin embargo, para otros esta era su primera vez. «Mi padre se enteró hace unos días en los medio de comunicación del acto y no hemos dudado en traerlo. Quiero lo mejor para mi perro y como en mi familia somos muy creyentes, hemos decidido acercarnos para que reciba la protección del santo», apuntó César Interiano.