Era un secreto más o menos conocido pero que ya se ha hecho público y son conocedores los principales responsables de su partido. Roberto Bermúdez de Castro abandona la vida pública y la actividad política de primera línea, después de tres lustros sirviendo a la ciudadanía desde diversos puestos de responsabilidad en el PP. Mano derecha de Soraya Sáenz de Santamaría, él ha sido desde el pasado mes de octubre el presidente de Cataluña en la sombra, como principal ejecutor del artículo 155, que ha gestionado con habilidad junto a otra aragonesa, Eloísa Contín, y con cierta soledad de su partido.

El pasado miércoles, este abonado y acérrimo seguidor del Huesca pero también gran aficionado zaragocista, conducía su vehículo de la capital aragonesa a Soria, dispuesto a ver el partido de ida de la promoción entre el Numancia y el Real Zaragoza. A mitad de camino, paró su coche para hacer una llamada. Era a María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y principal adversaria política de Sáenz de Santamaría. Ante la sorpresa de la política manchega, Bermúdez de Castro le agradecía estos tgres años de trabajo y le anunciaba lo que ya sabían sus más cercanos, que tras el verano se reincorporaría a la actividad privada.

En realidad, era una decisión que tenía tomada hace meses, pero que se ha precipitado tras la moción de censura. Una moción de censura que, como ha hecho gala durante toda su trayectoria política, ha encajado con deportividad y talante democrático, huyendo de los aspavientos y de las críticas exacerbadas.

Bermúdez de Castro cuenta en una entrevista que será publicada íntegramente en la edición de mañana de EL PERIÓDICO, que su etapa más satisfactoria en política fue la legislatura del 2011 al 2015, cuando fue consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón y portavoz del Ejecutivo de Rudi. Y que fue la más feliz porque vio que en la política autonómica uno es capaz de transformar y mejorar la vida de los ciudadanos, que es --o debe ser-- el principal objetivo de quien se dedica al servicio público y la política.

Bermúdez de Castro, oscense de 47 años, empezó muy pronto su carrera política, como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Huesca, donde estuvo una legislatura, para dar el salto al Senado del 2008 al 2011. Ese año, considerado una de las personas con una carrera más brillante y prometedora en el PP, fue llamado por Rudi para ser su número dos. Y así fue, convirtiéndose en consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno. Siempre se destacó por hablar claro, como la gente quiere oír a quienes les gobierna. Su forma sincera y franca de llegar a la gente en más de una ocasión le pudo crear algún problema.

Tras no revalidar Gobierno en el 2015 y alguna desavenencia interna en las filas del PP, con el nuevo liderazgo de Beamonte abandonó el escaño y fue nombrado secretario de Estado de Administraciones Territoriales, donde ha tenido que negociar, entre otras cuestiones, las cumbres bilaterales con comunidades autónomas, estatutos como el canario y, sobre todo, la grave crisis territorial en Cataluña.

Aunque se va con la discrección con la que llegó, no deja de mostrar preocupación por su partido, y nunca ha ocultado que debe atravesar un largo periodo de reflexión y renovarse tanto interna como externamente, para recuperar el pulso con la ciudadanía y la confianza con la sociedad. De momento, y tras 15 años intensos, él ya ha comunicado que se retira a una edad en la que muchos todavía se dan codazos por un sillón. HBe