El portavoz del Gobierno, Roberto Bermúdez de Castro, le puso las cosas en su sitio, de nuevo, al consejero de Sanidad. Ricardo Oliván se descolgaba hace unos días con una de sus habituales frases: dijo que el colapso de las Urgencias se debía a los excesos de Navidad. El número dos del Gobierno le contradijo ayer y admitió no creer que esa fuese la causa de la saturación.

Frente a las ocurrencias con las que Oliván acostumbra a deleitar a la ciudadanía, Bermúdez de Castro puso algo de cordura en el análisis de la situación que atraviesan las Urgencias del hospital Miguel Servet. "Yo no soy médico y por lo tanto no sé por qué va la gente más a que le atiendan", dijo. Admitió que existe un problema de saturación y anunció que se tomarán las medidas oportunas para resolver la saturación y que se habilitarán las contrataciones "necesarias" para que no haya ningún problema en el servicio. Y fue claro: "No creo que se deba a los excesos navideños".

Una rectificación en toda regla para el consejero de Sanidad, y de paso la admisión de que gran parte del problema se deba a los ajustes de personal que ha sufrido el servicio. La saturación de las Urgencias del Servet se prolonga desde hace una semana, con atenciones de hasta 500 personas por día. El pasado lunes el colapso obligó al Salud a habilitar media planta del segundo piso, y a prolongar la apertura de las salas de observación destinadas a los pacientes. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública ha denunciado varias veces la situación y exige acabar con los recortes.