El ambiente distendido en la Comisión de Desarrollo Estatutario de las Cortes le jugó ayer una mala pasada al consejero de Presidencia de la DGA, Roberto Bermúdez de Castro, quien para defender el pluralismo de Aragón Televisión acabó metiendo en un brete al Partido Popular nacional. En mitad de una contestación a las representantes de CHA e IU, que habían atacado la supuesta parcialidad de la cadena, el consejero aseguró que "en el momento en que un informativo es manipulado bajan los índices de audiencia, si no vean la Primera". Puso otros malos ejemplos de autonómicas como Telemadrid o Canal 9 --ambas de comunidades gobernadas por el PP-- y Canal Sur.

Las declaraciones de Bermúdez de Castro las deslizó en una comparecencia, a petición propia, para presentar a los grupos políticos el "contrato programa" que el Gobierno pretende firmar con la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión. Previsiblemente lo aprobará hoy el Consejo de Gobierno.

El documento dará, según el consejero, "estabilidad" al ente público al mantener un presupuesto creciente, de los 42,13 millones de euros de este año a los 43,9 fijados para el 2016. También marca pautas respecto al aumento de contenidos informativos y deportivos.

El contrato establece el compromiso de mantener el empleo en la corporación y apunta a un calendario del pago de la deuda generada entre los años 2008 y 2010, que Bermúdez de Castro atribuyó a los patrocinios deportivos. "De aquellos polvos vienen estos lodos", ilustró.

REPROCHE El comentario no sentó bien al representante del PSOE en la comisión, Carlos Tomás, que justificó la deuda como gastos de los primeros años de cualquier negocio. Bermúdez de Castro le corrigió, al recordar que en los dos primeros ejercicios (2006 y 2007) no hubo deuda, pero aseguró que el comentario no era una crítica a los socialistas porque "el PP apoyó estos patrocinios".

Gran parte de la intervención se centró en la parcialidad y la programación, ante las críticas por temas como la abundancia de procesiones a las que aludió Patricia Luquin (IU) como Televaticano. El consejero defendió los contenidos e ironizó sobre lo "sectario" de un Gobierno que ha mantenido a los máximos directivos de la radio y la televisión públicas. Retó a Nieves Ibeas (CHA) a nombrar un programa que hubiesen eliminado, y a repasar el cambio de minutaje dedicado a cada partido, manifestación o marea.