La cadena norteamericana Best Western se propone cuadruplicar su presencia en la Península Ibérica, de forma que pase de los siete hoteles asociados que tiene actualmente en España y Portugal a unos 30 en el año 2020.

En una entrevista concedida a Efe, el director de desarrollo y operaciones para España y Portugal de esta cadena, Oriol Maresch, ha explicado que la cadena quiere reforzarse especialmente en grandes ciudades como Barcelona y Madrid, así como estar presente en Lisboa, la capital portuguesa.

Actualmente, Best Western dispone de cinco hoteles en España: uno situado junto al aeropuerto de El Prat, otro en el centro de Barcelona, un tercero en Castelldefels (Barcelona), otro en la ciudad de Madrid y un quinto establecimiento en Salobreña (Granada), a lo que hay que sumar dos hoteles en Portugal, en Faro y Oporto.

La cadena tiene unas 700 habitaciones en la Península y aspira a ampliar su capacidad hasta las 3.000 en el año 2020.

Best Western no dispone de hoteles en propiedad ni tampoco gestiona esos establecimientos, sino que aporta la marca y una serie de servicios, entre ellos el proceso de reservas de los clientes, a sus asociados.

Maresch ha asegurado que hay "muchas negociaciones abiertas desde el año pasado" para incorporar a hoteles de toda España como asociados de Best Western, y que espera aumentar sus hoteles en España de cinco a ocho ya este año.

Ha explicado que la cadena busca tener más presencia en ciudades que dispongan "de un aeropuerto con llegadas internacionales", preferentemente en Barcelona y Madrid, pero que también mantiene contactos con hoteles situados en Bilbao, San Sebastián, Valencia, Sevilla, Málaga, Zaragoza, Santa Cruz de Tenerife así como también en Madeira.

En cuanto a Cataluña, ha precisado que hoteles de Badalona, Sant Adrià del Besós (Barcelona), tres de Barcelona, otro de Gavà (Barcelona) o bien uno de Sitges (Barcelona) se han interesado también por incorporarse a Best Western.

Best Western tiene unos 1.200 hoteles asociados en Europa, 310 de los cuales en Francia, y quiere aumentar poco a poco su presencia en España, donde hace algunos años tenía una treintena de hoteles asociados.

Sin embargo, la exigencia por parte de la cadena de que los hoteles asociados invirtieran en un cambio de imagen y en tecnología, entre otros factores, hizo que Best Western se quedara con siete hoteles asociados en la Península.

No obstante, Maresch ha asegurado que los hoteles que se quedaron en Best Western están muy contentos con los cambios adoptados y con la rentabilidad económica que han obtenido tras esa inversión.

En esta línea, ha resaltado que la cadena aportó una facturación a sus establecimientos asociados en España y Portugal de 3,12 millones, un 35 % más que en 2015.