Los vientos fuertes y racheados fueron el origen más probable del siniestro del helicóptero Cougar en el que anteayer murieron los 17 militares españoles cerca de la ciudad afgana de Herat. Así se lo comunicó ayer el ministro de Defensa, José Bono, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la primera videoconferencia que mantuvo con él. Bono no descartó, sin embargo, la hipótesis de un ataque.

Durante esta conversación, que duró 15 minutos, Bono dijo a Zapatero: "Los especialistas encargados de la investigación no ven indicios que apunten a un ataque exterior, sino que más bien la existencia de vientos fuertes y racheados en la zona en el momento de la tragedia puede estar en el origen de la misma, configurándose como la hipótesis más probable". No obstante, insistió en que se sigue trabajado "sin descartar ninguna posibilidad".

POSIBLE CHOQUE El portavoz del Ministerio de Defensa afgano, general Mohamed Zahir Azimi, insistió ayer en que el siniestro se debió a un accidente y descartó que se tratara de un ataque. Abundó en la versión de que volaban juntos y "las aspas de los dos helicópteros pudieron chocar entre sí", lo que provocó que uno se estrellara y el otro tuviera que realizar un aterrizaje de emergencia.

Esa posibilidad ya fue apuntada por la policía afgana poco después del siniestro, pero el ministro Bono la descartó en su primera comparecencia pues, según dijo, el segundo helicóptero volaba "por un valle cercano" cuando avistó la nube de humo negro de su compañero.

La OTAN evitó pronunciarse y señaló que la investigación corresponde a las autoridades españolas.

Después de la primera conversación, que se produjo poco antes del mediodía, el ministro volvió a hablar con el presidente a primera hora de la tarde y le comunicó que los trabajos de identificación de los fallecidos, a cargo del equipo de identificaciones de víctimas de catástrofes de la Guardia Civil, iban bastante deprisa y estaban siendo rigurosos, como él ordenó, y con recogida de muestras para realizar las pruebas de ADN si era necesario.

SIN CAJA NEGRA Bono visitó el lugar del siniestro, acompañado del general de brigada del Ejército del Aire Enrique Pina Díaz, responsable de la comisión investigadora, quien, tras una primera evaluación, se inclinó por la hipótesis de que fue un accidente y no un ataque exterior. El helicóptero no llevaba caja negra.

Las fuentes oficiales consultadas consideraron una "gran suerte" que el segundo helicóptero no hubiera volcado al realizar el aterrizaje de emergencia, que no realizó en la planicie, sino en la ladera de un montículo cercano. El aparato quedó muy dañado y, aunque podrá ser recuperado, los militares españoles sólo cuentan ahora con uno de los tres Cougar y con dos Superpuma que habían trasladado a Afganistán para realizar su misión en las extensas provincias de Herat y Badghis bajo su responsabilidad. El ministro visitó a los cuatro militares heridos a causa del brusco aterrizaje y a un quinto que sufrió un ataque de ansiedad. Los cinco iban a ser dados de alta.

Sobre lo ocurrido, las fuentes oficiales consultadas confirmaron que, seis segundos antes del siniestro, el piloto del segundo helicóptero preguntó al primero: "¿Qué tal va el vuelo?", y éste contestó: "¡Cojonudo!". En ese momento, descendía hacia una rambla arenosa. Instantes después, el segundo Cougar, que iba detrás, vio la humareda de la explosión. Su compañero se había estrellado y él realizó un brusco aterrizaje de emergencia sobre la ladera rocosa de un montículo.

A quinientos metros del lugar se encontraba un pastor apacentando su ganado. La policía afgana y los servicios españoles interrogaron ayer a varios paisanos que pudieron ser testigos de lo ocurrido. A falta de los informes técnicos más ajustados, la comisión investigadora española mantuvo la hipótesis del accidente provocado por "un fuerte golpe de viento" que desestabilizó el aparato e impidió al piloto evitar el choque contra el suelo, ya que volaba a seis metros del mismo.

Sin embargo, La Voz de Galicia publicó ayer el testimonio de un militar que volaba en el segundo Cougar, según el cual, las aeronaves habrían sido atacadas. "Todos sentimos --dijo-- un fuerte impacto, como una explosión, y nuestro helicóptero empezó a dar vueltas hasta caer al suelo. A los otros, que iban delante, les tuvieron que dar de lleno... Cuando tocamos tierra, su nave ya se encontraba ardiendo".

Además, según otro testimonio de ese rotativo gallego, los familiares de uno de los fallecidos recibieron una llamada del piloto del segundo helicóptero para informarles de la muerte de su hijo. Según la versión que les dio, "su helicóptero fue derribado; recibieron fuego desde tierra, fueron atacados".