La Zaragoza que construyó la Exposición Universal de Zaragoza en el 2008 vino acompañada por una revitalización del ecosistema hotelero de la ciudad. La capital aragonesa multiplicó sus plazas hoteleras, renovó antiguos hoteles y construyó nuevos para hacer frente a una avalancha de visitantes. Tras ella explotó una crisis económica que pocos vieron venir y ahora el sector se ha tenido que adaptar a una nueva realidad. La ocupación ha caído, una circunstancia que ha provocado una bajada generalizada de los precios, y la sobreoferta ha abocado al cierre a los más débiles: los pequeños hostales y pensiones. Desde la Expo del 2008 se han producido cinco cierres de establecimientos hoteleros, pasando de los 94 de entonces a los 89 del 2018 (-6,4%), y el precio medio por habitación ha descendido un 41,6% en una década, de 89,06 a 52,30 euros.

No obstante, el sector hotelero zaragozano resiste y ha podido mantener en marcha la mayoría de los hoteles que abrieron con motivo de la Expo. Los tres hoteles de cuatro estrellas que abrieron sus puertas entre agosto y octubre del 2007 y aportaron 500 plazas hoteleras más -el Real Ciudad de Zaragoza (Ciudad del Transporte), el Zentro (Coso) y el Tryp Almozara (avenida Francia)-, así como el Hiberus (antes de cinco y ahora de cuatro estrellas) siguen en funcionamiento. El hotel de cinco estrellas Reina Petronila, propiedad de la cadena Palafox Hoteles y pensado para afrontar la demanda de la Expo, retrasó su inauguración hasta el 2010 pero continúa su buena marcha, lo mismo que sucedió con el Rey Alfonso I, que reabrió ese mismo año en el Coso.

TRASPASOS / Otros, como el hotel de cuatro estrellas Ágora, ubicado en el World Trade Center del Actur, cerraron sus puertas en tiempos de crisis pero, años más tarde, volvieron a abrir en manos de empresas diferentes. En esta situación también se encontró el antiguo hotel Husa de la estación Delicias, cuyo expediente de regulación de empleo parecía abocarlo al cierre. Sin embargo, finalmente fue adquirido por la cadena Eurostars y en la actualidad sigue abierto. Las zonas industriales ubicadas en el entorno de Zaragoza también se nutrieron de nuevas aperturas. La Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza) acogió el hotel Diagonal y el hotel Tulip Inn, que continúan acogiendo huéspedes.

El edificio que iba a convertirse en un apartahotel para la Expo, ubicado en el parque del Agua, quedó abandonado y, tras años de vaivenes sobre su futuro, se convertirá finalmente en una residencia privada para la tercera edad después de que el grupo Vitalia Plus lo comprara.

A pesar de la reducción del 6,4% de los establecimientos hoteleros, la capital aragonesa ha aumentado un 17,18% las plazas de hospedaje en la última década, de las 8.814 del 2008 a las 10.328 actuales. «Que la variación del número de plazas hoteleras no sea tan sustancial como la variación del número de establecimientos, indica que son los hospedajes de menor capacidad los que han cesado en su actividad, principalmente hostales y pensiones», argumenta el presidente de la Asociación de Hoteles de Aragón, Antonio Presencio. «Hay que considerar que este tipo de hospedaje tiene dificultades para competir en un entorno sobrerregulado, con otras tipologías de alojamiento con una regulación más flexible, o que se encuentran al margen de la regulación», añade.

La realidad es que la ocupación hotelera anual de Zaragoza apenas superó el 50% en el 2008, con el 53,69%, según el Instituto Nacional de Estadística. Durante la crisis, la ocupación cayó drásticamente hasta situarse en el 34,16% en el 2012 y el año pasado cerró con una ocupación del 48,40%, una mejora que evidencia que la ciudad «tiene una capacidad productiva sustancialmente superior a la demanda existente», según señala Presencio. O que Zaragoza posee una sobreoferta que no se ajusta a una demanda mucho menor que la del 2008.