En 1977 se inauguró un busto dedicado a Fernando Guanarteme en la Plaza Islas Canarias de la ciudad de Calatayud. El homenaje fue precedido de una agria disputa de casi veinte años entre un periodista y un historiador, quien defendía que quien pisó Aragón fue el galdense Rey Pedro.

La historia la relata el investigador Antonio M. López, promotor de Proyecto Tarha, iniciativa que busca divulgar internacionalmente la historia antigua de Canarias, y quien explica a EFE que los protagonistas de la polémica fueron el catedrático de Historia de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio Rumeu de Armas, y el periodista grancanario Domingo Navarro.

No imaginaba el profesor austríaco Dominik Josef Wölfel que en 1959, casi tres décadas después de publicar su transcripción de la Carta de Calatayud -un documento que probaba la sumisión de un anónimo guanarteme a los Reyes Católicos en mayo de 1481- iba a iniciarse un enconado y casi surrealista debate de marcado cariz político e intelectual a cuenta de su descubrimiento, explica López.

El 25 de abril de 1959, cuatro días antes de la ceremonia conmemorativa de la rendición de Gran Canaria a la Corona de Castilla, Domingo Navarro, presidente de la Asociación de Corresponsales de Guerra, publicó en el diario Falange un artículo en el que elogiaba el papel representado por Fernando Guanarteme en la claudicación de los canariotes ante los Reyes Católicos, atribuyendo al líder isleño el mérito de haber firmado las paces de Calatayud el año 1481.

El asunto no habría trascendido más allá de la publicación de un panegírico si no se hubiera dado el caso de que la persona elegida ese año para redactar y leer el pregón de las celebraciones había sido el profesor Antonio Rumeu de Armas, quien la noche del 28 de abril pronunció su discurso en Radio Las Palmas, y que apareció publicado a la mañana siguiente en el propio diario Falange.

En su disertación, evitando alusiones, el profesor Rumeu de Armas desmintió la presencia de Fernando Guanarteme en Calatayud y se la adjudicó al llamado rey Pedro, a quien identifica con el personaje llamado Armide Yacocón o Aymediacoán en algunas fuentes, entre otras variantes del antropónimo.

El 30 de mayo de aquel año Domingo Navarro anunciaba que, gracias a sus gestiones, el Ayuntamiento de Calatayud había acordado en sesión extraordinaria rebautizar la Plaza de la Correa, en la ciudad bilbilitana, como Plaza de Fernando de Guanarteme.

A esta noticia sucederían artículos de apoyo firmados por Luis Doreste Silva, cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria, y Sebastián Jiménez Sánchez, delegado regional de excavaciones arqueológicas.

La respuesta del profesor Rumeu de Armas llegó el 10 de julio a través del Diario de Las Palmas en un artículo cuyo título prescindía de paños calientes: "Don Fernando de Guanarteme nunca estuvo en Calatayud. Quien compareció en la ciudad aragonesa fue otro monarca canario", rememora Antonio M. López.

El desmentido, viniendo de todo un prestigioso catedrático de Historia, provocó la indignación de Navarro quien se aprestó a la contrarréplica el 26 de julio en forma de artículo a página completa.

Esta respuesta vino sucedida a lo largo de más de diez años por una campaña de iniciativas varias por parte de Navarro contrapuestas "a las razonables dudas" planteadas por Rumeu de Armas, quien llegó a ofrecer un millón de pesetas a quien le presentase una prueba fehaciente de la presencia de Fernando Guanarteme en Calatayud.

Navarro atacó con iniciativas como la edición de una medalla conmemorativa, frecuentes visitas y cartas al consistorio de Calatayud, obtención del compromiso consistorial para la colocación de un busto de Fernando Guanarteme en la prometida plaza y traslado de bolsas de tierra procedente de Gáldar y Toledo para depositarlas en una urna que formara parte del monumento, campaña que finalmente interrumpió el fallecimiento del periodista en abril de 1973.

Sin embargo, una vez iniciada la materialización del homenaje, este siguió su curso con el apoyo de expertos como el profesor Celso Martín de Guzmán, y si bien el Ayuntamiento de Calatayud acabó dando marcha atrás al plan de renombrar la Plaza de la Correa, en 1977 se procedió a la colocación del busto dedicado a Fernando Guanarteme en la Plaza Islas Canarias, en pleno centro del Paseo de las Cortes de Aragón.

Cuatro años más tarde, el 30 de mayo de 1981, para celebrar los 500 años del presunto vasallaje de Fernando Guanarteme a los Reyes Católicos, las ciudades de Calatayud y Gáldar se hermanaron, otorgando sus respectivos topónimos a sendas calles locales.

"Desde la perspectiva de los años resulta sorprendente la enorme cantidad de artículos de prensa a la que la Carta de Calatayud dio origen", señala el creador del Proyecto Tarha.

Y aunque hoy en día expertos como el profesor Manuel Lobo siguen defendiendo en sus líneas generales las tesis planteadas por Rumeu de Armas al respecto de esta cuestión, lo cierto es que "una vez más se demuestra la prevalencia de aquel dicho que aconseja no dejar que la realidad -las dudas, en este caso- arruinen una buena historia".