El itinerario que, según su propia confesión espontánea ante la Policía, recorrió Antonio Losilla para deshacerse de los restos del cadáver troceado de su esposa, Pilar Cebrián Embid, no incluyó Cadrete ni ninguna otra localidad del corredor del Huerva (N-330).

La tarde del 29 de octubre pasado, cuando agentes de la Policía Científica de la Jefatura Superior de Aragón y del Grupo de Operaciones de Intervenciones Técnicas (GOIT) se disponían a inspeccionar su casa en busca de pruebas que lo vincularan con el asesinato de su esposa, Losilla confesó ante la Policía que la había descuartizado, aunque no admitió que la hubiera matado. Lo explicó sin estar delante su abogado pero sí el secretario judicial, que dio fe de que su intervención fue libre y espontánea. Al día siguiente, ante el juez y en presencia del letrado, el penalista Javier Notivoli, se desdijo.

En esa intervención explicó que, después de trocearla, ocultó los trozos del cadáver en un viaje de ida y vuelta por una ruta que va de Ricla a Zaragoza por la A-II y que, ya en la capital, incluyó el tramo de la Z-40 hasta el barrio de Torrero. Metió algunos de los pedazos, según su propia confesión, en contenedores de basura.

Ese itinerario, sin embargo, no incluye Cadrete ni ninguna otra localidad del corredor del Huerva. Dos agricultores encontraron el 22 de octubre en una chopera de ese pueblo dos bolsas que contenían el cráneo y un fémur de una mujer con el cabello tintado de color caoba.

Ese hallazgo, cuya investigación lleva la Guardia Civil, precipitó la detención de Losilla por la Policía, cuyos investigadores sospechaban que podía tener algo que ver con la desaparición de su mujer, asunto sobre el que llevaban medio año trabajando. La vio por última vez el 3 de abril, cuando la acercó a la calle Domingo Ram para que fuera a ver a una amiga, y tardó tres semanas en denunciar su falta.

CÓDIGOS GENÉTICOS Sin embargo, tal y como ha venido adelantando EL PERIÓDICO, las pruebas de ADN señalan que los restos de Cadrete no son de Pilar Cebrián: su código genético no coincide con el de su hija ni con el de un tío materno. Es decir, que la Guardia Civil tiene sobre la mesa el cadáver descuartizado de una mujer sin identificar.

El Cuerpo Nacional de Policía, mientras tanto, trata de esclarecer el supuesto asesinato de la desaparecida Pilar. Para ello, los técnicos de su Laboratorio de Criminalística están analizando 17 restos de lo que inicialmente parecía ser sangre hallados en el garaje y en varios objetos de la casa de Ricla en la que vivían Losilla y Cebrián.

El resultado de esos análisis llevará a la resolución del crimen o la exoneración del sospechoso.