La Guardia Civil ha desmantelado una de las bandas de ladrones más activas de España, bautizada como los Navy de Orcasitas, en referencia a su organización y métodos cuasimilitares y al barrio madrileño donde residían. Desde allí se desplazaban a toda España para robar las cajas fuertes de las sucursales bancarias. De hecho la investigación se inició en Huesca, a raíz de un intento de robo en Gurrea de Gállego, en octubre. Pero al actuar por todo el país, la operación Abrelatas fue fagocitada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Estos incluyen el arresto de los siete componentes de la banda, seis españoles y un dominicano, que ya duermen en prisión. En los nueve registros domiciliarios practicados en Madrid decomisaron armas y 200.000 euros, entre otros efectos, pero los investigadores les calculan un botín total de 700.000 euros. Serían en los 50 robos que les achacan, por el modus operandi, si bien solo han constatado nueve. El coronel Javier Rogero, a cargo de la operación en Madrid, hizo hincapié ayer en la alta preparación de la banda. En Aragón no le sacaron mucho partido, ya que tanto el robo que dio inicio a las pesquisas como otro en la localidad zaragozana de Grisén, en febrero, se quedaron en tentativas. Su botín en tierras aragoneses se limitó a los 19.000 euros robados en Ontinar de Salz, también en Zaragoza.

PREPARACIÓN / La banda, liderada por J. M. P. B., alias Pony (con 50 antecedentes), preparaba minuciosamente cada golpe. No solo analizaban el pueblo, sino que robaban un coche y lo aparcaba en el mismo unos días, para comprobar que no era retirado, lo que indicaba poca presencia policial. Luego le cambiaban las matrículas, para mayor seguridad. El día fijado para el robo acudían con otro coche legal, de lanzadera, y se repartían por los accesos del municipio como centinelas. Cambiaban la cerradura de la sucursal y desactivaban la alarma, de forma que cuando acudía la Guardia Civil, no veía nada extraño. Ya con tranquilidad, reventaban la caja con sierras de oxicorte.