Poco le ha durado a Rafael García Antorán la probable alegría que sintió el martes de madrugada al eludir a la Policía Local de Zaragoza en una fuga en la que llegaron a cruzar coches patrulla y a dispararle a las ruedas. El hombre logró llegar a su barrio de Vallecas, en Madrid, pero ayer fue arrestado por la Policía Nacional, que también colaboró en la fallida persecución por la capital aragonesa.

Según explicaron ayer fuentes de la investigación, García Antorán es un ladrón reincidente de 38 años, con una treintena de antecedentes policiales, que cumplía condena por anteriores delitos en la cárcel de Daroca. De allí salió recientemente en un permiso penitenciario de fin de semana, pero no regresó y había sido puesto en busca y captura.

Al parecer, el lunes por la noche decidió que lo mejor para volver a Madrid era el coche, y se dispuso a robar uno, en el barrio de Torrero. Según la investigación policial lo intentó con otros dos, que forzó sin poder arrancarlos, lo que ahora le costará una imputación más por tentativa de robo con fuerza. Pero finalmente consiguió robar uno en la calle Medina Albaida, un Ford Escort blanco, con el que emprendió el viaje a la capital de España.

No eligió del todo bien, ya que el turismo en cuestión tenía las luces traseras averiadas, y este fue, junto con la velocidad excesiva, el motivo de que llamase la atención de la Policía Local, cuando circulaba por la avenida Goya hacia las 2.30 horas.

Los agentes se pusieron a su altura y le dijeron que parase, pero cuando uno se bajó del coche patrulla, García emprendió una fuga a toda velocidad por las calles General Mayandía, Anselmo Clavé, la calle Santander y Duquesa Villahermosa, saltándose todos los semáforos.

CONTROLES

La Policía, con ayuda de la Nacional, estableció barreras con vehículos en Vía Univérsitas con la calle Berenguer de Bardají. Pero el hombre embistió a uno de los coches y remontó la mediana para seguir con la huída, en dirección contraria.

Tomó la avenida Navarra, donde sí lograron pararlo con otra barrera de vehículos. Pero a base de choques hacia adelante y marcha atrás, se abrió un hueco que aprovechó para escapar. Los policías locales efectuaron hasta tres disparos a las ruedas para intentar detenerlo, sin éxito. Tras haber dañado tres vehículos y lesionado (de pronóstico leve) a dos agentes que estaban dentro de los mismos, enfiló la carretera de Logroño y se le perdió el rastro.

Finalmente ayer fue localizado en el barrio de Vallecas donde residía, en Madrid. Allí ha cometido la mayoría de los delitos que le imputan las fuerzas de seguridad en su historial, más de 30, la gran mayoría robos y ninguno de sangre, indicaron fuentes policiales.

Ahora sumará imputaciones por daños -en los coches-, robo de uso de vehículo a motor (y las dos tentativas de los coches que se encontraron forzados) y atentado contra la autoridad, por embestir a los agentes y las lesiones. Además, en principio, se le podría atribuir cuanto menos la conducción temeraria.

La investigación por estos hechos se sumará a la condena que ya estaba cumpliendo en Daroca, aunque no está claro si tendrá que volver al penal aragonés de inmediato.