La calle indiscreta, el aula de medio ambiente urbano que el Gobierno de Aragón disponía en Zaragoza, cerrará sus puertas el próximos lunes con un futuro incierto. El contrato de alquiler del local que ocupa en la actualidad en la avenida César Augusto vence el próximo día 31 de diciembre y los próximos días se procederá al traslado de todo el material expositivo que guarda en su interior a alguna de las salas del Centro Internacional para el Agua y el Medio Ambiente (CIAMA) de La Alfranca.

"Se cierra el aula en su emplazamiento actual y comenzará un periodo de transición para adaptar sus servicios a un nuevo espacio todavía por concretar", reconoció ayer la directora general de Sostenibilidad Ambiental, Sandra Ortega. En ese lugar podrían ofertar de nuevo los cursos, visitas guiadas, charlas y actividades que habitualmente se desarrollaban en el local que se encuentra situado frente al Mercado Central. Pero por el momento no hay ninguna fecha ni tampoco un presupuesto específico para llevarlo a cabo.

La financiación del actual espacio dependía de la llegada de unos fondos Feder que dejaron de recibirse en el 2013 y su gestión corría a cargo de la empresa pública Sarga. "Renovar el alquiler del local supone un gasto demasiado elevado para que el proyecto sea sostenible desde un punto de vista económico", lamentó Ortega.

Los siete trabajadores que en la actualidad atendían al público en La calle indiscreta estarán dedicados durante el próximo mes a gestionar las labores del traslado. Después serán previsiblemente recolocados en otros departamentos de la empresa, aunque algunos de ellos han transmitido a este diario que han recibido una notificación de despido.

RECURSOS Y HERRAMIENTAS Con el cierre de este local sin nueva fecha de apertura desaparece uno de los proyectos de educación ambiental más innovadores del Gobierno de Aragón con la justificación de "optimizar los recursos y las herramientas". En su interior se podían encontrar diversos espacios expositivos en los que reflexionar sobre los problemas ecológicos con una perspectiva cercana.

Así, gracias a la colorista recreación de una calle se recorría un cine, una inmobiliaria, un supermercado, una juguetería, una casa bioclimática, un bar con terraza, un parque, un ayuntamiento o diversos contenedores de reciclado para obtener una visión cotidiana sobre la necesidad del ahorro energético.

La parte expositiva se complementaba con la realización de diversos talleres y actividades formativas (con una capacidad de unas 50 personas) en los que hasta ahora solían participar escolares llegados de todos los puntos de la comunidad. "La educación ambiental es una labor social fundamental, pero tenemos que realizar actuaciones sostenibles en el tiempo", expresó Ortega. Así, aunque el Gobierno de Aragón cierre esta venta expositiva defiende que se seguirá prestando especial atención a estas materias a través de los centros de interpretación que se encuentran en diversos puntos de la geografía o las charlas formativas en los centros escolares.