Joaquín es uno de esos fotógrafos que, llegando la Semana Santa, se convierte en un quijotesco personaje, que como decía Cervantes, colocaba lanza en astillero y salía en busca de gigantes y doncellas. Nada de eso es lo que busca Joaquín, él se calza la cámara en ristre y se lanza a las calles a "perseguir" las cofradías. Siempre con respeto total, en primer lugar al ciudadano de a pie que contempla la procesión desde la acera, pero sobre todo, con respeto a los Pasos y a la devoción de sus cofrades.

Joaquín ya lleva varios días preparándose los recorridos de las cofradías, los horarios y lugares donde apostarse para captar ese momento perfecto, de luz clara, de recogimiento, de ambiente sobrecogedor. Se ayuda de las utilísimas guías cofrades que edita la Asociación para el Estudio de la Semana Santa, pero no desdeña las editadas por Turismo o por la Hermandad del Refugio. Todo ello hace que se convierta en una especie de "sherpa" cargado con cámara, objetivos, mochila y ropa bien cómoda, sobre todo el calzado.

Joaquín es cofrade, de las Siete Palabras para ser exactos, y no es difícil verlo acompañado de otros fotógrafos apasionados de la Semana Santa, su hermano de cofradía, Pascual, o Jorge, o Alberto u Óscar- y tantos y tantos que perlan nuestras calles regalándonos verdaderas obras de arte de la fotografía cofrade.

Como decía, Joaquín es cofrade y aprovecha los días en que no procesiona para tomar esas joyas gráficas. También ha sacado un rato para pasarse por el Centro de Interpretación de la Semana Santa de Zaragoza, que Ámbito Cofrade tiene instalado en plaza de España. Joaquín conoció a Dani hace ya unos cuantos años, sus vidas se cruzaron por razones laborales, pero no tardaron en descubrirse mutuamente como unos apasionados sentidores de la Semana Santa. Más de una mañana han echado un buen rato hablando de lo que es ser cofrade en una Semana Santa tan ecléctica como la zaragozana.

Joaquín comenzará por la mañana, bien pronto, con un buen desayuno y, cargado con sus aperos, se dirigirá a San Cayetano, a esperar paciente la salida, a las doce, de la Cofradía que abre las puertas de las procesiones, la Entrada de Jesús en Jerusalén. De nuevo dedicará su atención al blanco inmaculado y al azul cobalto de ese hábito, que iluminado por la luz de un sol primaveral, se abren paso entre el mar de palmas que florecen, repletas de caramelos, por nuestras calles.

La Humildad

Le dedicará la mañana completa, acompañándola y deteniéndose con ella en la predicación de la plaza San Bruno, a eso de las dos. Tras verlos "encerrar" a las tres y media, se irá a recuperar fuerzas, la tarde lo merece.

A las seis de la tarde Joaquín ya llevará más de una hora delante del convento de Santa Mónica, dispuesto a retratar esa fantástica petalá con la que se recibe a los Pasos de la Humildad en la calle Doctor Palomar. Acompañará el acompasado andar de sus costales un ratito, lo justo para poder acercarse a las ocho a San Miguel de los Navarros y deleitarse con la exquisita talla del siglo XVI de un Jesús Nazareno, de morado y oro, imponente. Y, sobre todo, se deleitará con ese piquete de cornetas, que hace las delicias de Zaragoza entera.

Corriendo, corriendo se alejará de la zona de la Magdalena para ir al encuentro de la Humillación, que habrá salido a las siete de San Felipe para recorrer las calles más céntricas.

En días como el de hoy, Joaquín se lamenta de no ser como Fray Escoba, ese santo que tenía el don de la ubicuidad, apareciéndose al mismo tiempo en varios sitios distintos. Piensa esto porque, si está por el centro, no puede estar en el barrio de San Gregorio, contemplando el busto de la Coronación, que aunque ustedes no lo sepan, no es una talla, sino un trabajo de orfebrería. Joaquín no se preocupa en demasía, sabe que el Jueves Santo por la mañana volverá a verlos, desde San Felipe, en otra soleada mañana.

Descanso

En un rato de tranquilidad, toma un tentempié, para acercarse, más tarde hacia San Francisco y ver acabar esa procesión de traslado que la Columna realiza con la pequeña talla de la peana de Cristo atado a la Columna, que habrá partido a las seis y media desde el convento de Dominicas de Santa Inés, por Vía Hispanidad. Juan Mari, el sobrino de Don Damián , sale entre sus filas.

Joaquín acabará la noche en la plaza de San Cayetano, donde terminará su periplo la Virgen de los Dolores de la Cofradía del Prendimiento, Cofradía que este año estrena por partida doble, ya que añade el título de Calasancia en su nombre y estrena, también, una espectacular reforma en su Paso de la Virgen, convertido en un auténtico joyero. Bien merece unas cuantas fotos bajo la iluminación de la plaza más emblemática de nuestra Semana Santa.

Tras saludar a su amigo Dani, un abrazo espontáneo les fusionará en el amor a esta Semana Santa, Joaquín se irá a casa, a descargar las tarjetas, con las ya cientos de fotos que haya lanzado, y descansará. Joaquín es de esos afortunados que se pueden pedir vacaciones para esta semana, los que no tenemos ese privilegio, apretaremos los puños y los ojos, para dormir, si se pudiera con más intensidad. Mañana sigue el maravilloso acontecimiento de la Semana Santa.