Zapatero reza bien. Se le vio en Washington, el otro día, muy puesto en el Deuteronomio y muy cristiano en el fondo (y la forma) de sus mensajes. Corren unos tiempos en que los agnósticos y los ateos hacen mejores y más misericordiosas plegarias que los afectos a las religiones, tan obnubilados por el dogma y el poder.

Falta le hará al secretario general del PSOE mantener hilo directo con el mundo de lo sobrenatural porque, a estas alturas, parece difícil por no decir imposible que logre salvar la presidencia del Gobierno tras la cita electoral del 2012. Sus adversarios hacen todo lo posible por hundirle y quitarle todo crédito; y él les secunda con aparente entusiasmo. No son sólo las encuestas del CIS, sino la sensación que se percibe en la calle. Con el traspiés de la jubilación y su retroceso hacia las posturas más convencionales (y antisociales) para afrontar la crisis, el líder socialista ha cruzado la línea roja. Además la crisis es en sí misma un factor de desgaste constante y terrorífico. Y eso que el PP...

El cambio político está en el aire. Será en España como en Aragón... o (más bien) viceversa. El PSOE apenas está en condiciones de mantener el tipo ante la situación actual, pero ahora el factor Zapatero no es una ayuda extra sino un lastre. Los aragoneses votan bastante influidos por el subconsciente nacional.

Se dirá que el PP va a jugar, una vez más, con candidatos muy mejorables, pero la retirada de Iglesias también debilitará a la otra parte. En cuanto a si Belloch va a ser o no el gran mascarón de proa del socialismo aragonés (como cree mi colega y director de este diario Jaime Armengol), eso es algo que está por ver. Al personal votante se le ve muy quemado, ya no se deja deslumbrar por las verbenas y no tengo muy claro por dónde habrá de salir allá en la primavera del 2011, cuando las cosas, según todos los ejercicios de prospectiva, no sólo no estarán mejor sino que pueden haber empeorado no tanto por un mayor hundimiento de la economía como por las dificultades para salir del punto muerto y hacer visible de alguna forma la recuperación. ¡Ah!, y ojo con el tema de los presupuestos institucionales. Sus previsibles recortes harán muy difícil mantener los tinglados actuales, el clientelismo y el alegre gasto que han hecho famosa esta etapa de vacas gordas, durante la cual se persuadió a muchas personas de que eran ricas, y serían ricas para siempre. CHA e IU van a recuperar terreno. El PAR, en cambio, tendrá que hacer magia.

Tiempo al tiempo. Pero conste que la situación está muy fluida. Desde hace meses se mantiene entre las fuerza políticas un equilibrio inestable. Y si hasta hace poco cabía imaginar el mantenimiento del actual equilibrio de fuerzas en unas futuras elecciones. Ahora el PSOE va cayendo. Zapatero tira para abajo. Qué mal resultado ha dado este hombre.