Recuperará todo su esplendor. La Gran Vía zaragozana volverá a ser una gran avenida a mediados del año que viene. El bulevar central, ahora ocupado por vallas, obreros, grúas, maquinaria pesada y nuevas vigas que cubren la losa del Huerva, ganará espacio para los peatones y tendrá una zona reservada para el paso de los ciclistas. Los parterres que separan la calzada del andador central desaparecerán y la acera, el bulevar y la calzada por la que circularán coches y tranvías de la línea 1 estarán a la misma altura.

El arquitecto y paisajista Iñaki Alday ultima el proyecto que transformará de nuevo esta importante arteria zaragozana que surgió en 1924. Alday, que ya ha dejado su sello en otros puntos urbanos como el paseo Independencia o el Parque del Agua, ha apostado por la continuidad peatonal desde la plaza Paraíso hasta Vía Ibérica.

El aumento de la zona para los viandantes permitirá a los ahora olvidados plataneros volver a ofrecer su sombra a mediados del 2011. Los bordes de las aceras serán de granito y las baldosas de hormigón. En todos los casos, predominarán los tonos grises, pero habrá juegos de colores y dibujos que simularán hojas en el andador central.

Este arquitecto zaragozano que trabaja para la constructora de la línea 1 (Valdespartera-Parque Goya) ha planteado recuperar los espacios de juegos infantiles, los chiringuitos y los bancos para que los ciudadanos disfruten de la Gran Vía a diario. Esta zona de recreo se completará con plantaciones autóctonas, lo que unido a una sensible disminución del tráfico rodado convertirá este céntrico paseo en un agradable espacio de ocio.

Mobiliario urbano

Alday ha propuesto también la colocación de unas marquesinas especiales en el eje del tranvía. Serán bloques blancos retroiluminados de gran espesor. ¿El motivo? El interior de sus paredes estará repleto de cables, conducciones eléctricas y otras tecnologías necesarias para hacer funcionar los convoyes. El paso de la primera línea de tranvía del siglo XXI por Gran Vía permitirá reducir no solo el número de coches, sino también de autobuses. Hasta hace solo dos meses, este tramo urbano era atravesado diariamente por seis líneas de bus urbano, que modificarán su recorrido.

Todavía falta por determinar cómo serán los bancos, las papeleras y el resto del mobiliario urbano. Además, será el Ayuntamiento de Zaragoza el que decida la mejor ubicación para estos elementos que convivirán cada día con los ciudadanos.

La plataforma del tranvía tendrá terminación de hormigón en Gran Vía, Fernando el Católico y Valdespartera, mientras que en Isabel la Católica y Vía Ibérica, en las que los convoyes circulan por el centro de la calzada, se colocará una alfombra verde a base de césped natural, similar al que se puede contemplar en algunos espacios de las riberas del Ebro en el entorno del meandro de Ranillas.

Con esta propuesta, el bulevar central de Gran Vía tendrá continuidad desde plaza Paraíso hasta la plaza Emperador Carlos V. Eso sí, en algunos cruces, los peatones tendrán que salvar el desnivel de la acera, mientras que en otros, como el de la avenida Goya, podrán hacerlo al mismo nivel. De esta forma, se mejorará la visibilidad de los comercios y se integrará el tranvía con el entorno.

Estarán conectados todos los tramos peatonales que ahora se interrumpen hasta en ocho ocasiones, por las intersecciones de Lagasca, Alférez Provisional, avenida Goya, Tomás Bretón, Corona de Aragón, plaza San Francisco, Bruno Solana y Luis Vives. Esta unión proporcionará un nuevo espacio de tránsito ciudadano de más de 1,5 kilómetros de longitud en pleno centro urbano.