Un policía lo es las 24 horas del día. Así lo demostró la agente del Grupo de Hurtos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón Lara Rodrigo cuando dejó de disfrutar sus vacaciones en Cambrils y se ofreció a colaborar con sus compañeros de la Policía Local ante el atentado yihadista del 18 de agosto en el que murió la zaragozana Ana María Suárez y otras cuatro personas resultaron heridas en esta localidad. Por su desinteresada labor al frente de la sala del 092, que se colapsó aquella madrugada, el Ayuntamiento de Cambrils entregó su medalla al mérito a esta agente.

Fue en la sede de la Delegación del Gobierno en Aragón ante la mirada de una amplia representación de inspectores policiales que, con su presencia, también quisieron mostrarle su agradecimiento. De hecho, el jefe superior de la Policía, José Ángel González, reconoció sentirse «orgulloso de vestir el mismo uniforme que ella». «Has sido un ejemplo de cooperación y la demostración de que los policías no tenemos apellidos y que nos une una misma formación y la vocación del servicio a los demás. Cuando un ciudadano llama pidiendo ayuda le da igual qué uniforme viste», destacó González. En el mismo sentido se expresó el delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, quien mostró su satisfacción «por ser su jefe».

Una actuación que para la propia Rodrigo no fue «nada extraordinaria», al tiempo que agradeció la acogida de los compañeros de la Policía Local, cuyo responsable, Josep Muñoz, destacó durante la entrega de esta medalla que la agente «hizo doble gala de su profesionalidad». Y es que antes de estar al frente de la sala de comunicaciones de la Policía Local había detenido a dos ladrones de un bolso. Fue en dependencias policiales cuando saltó un aviso de alerta en el paseo marítimo. En ese momento no dudó en ponerse a disposición de sus necesidades. Transcurrido este tiempo, la agente Rodrigo aseguró que «lo volvería a hacer mil veces» y destacó el apoyo de su familia porque «saben que siempre estoy para ayudar».