Juan Manuel Dorijo llegó ayer a Mequinenza, donde fue recibido por la alcaldesa de la localidad Magda Godia, en su Camino por la dignidad, una iniciativa que trata de dar visibilidad al drama de miles de desempleados de más de 55 años y a las dificultades que tienen para firmar un contrata de trabajo.

Dorijo, que se quedó sin empleo cuando cerró la fábrica Lois donde trabajó durante 32 años, recorrerá los 530 kilómetros que separan la ermita de la Montieleta en su Benaguasil natal de la ermita de San Quirce de Taüll, en el pirineo leridano, en 17 etapas. Correrá descalzo para reivindicar la «experiencia» y la «validez» de las personas que superan los 50 en las listas del paro.

Un reto con el que quiere demostrar que a pesar de la edad, ayer cumplía 59 años, «somos capaces de afrontar grandes retos a pesar de las dificultades que nos encontramos para conseguir un puesto de trabajo». Reconoce que esta iniciativa es difícil, con etapas que superan los 40 kilómetros, pero que «más difícil es encontrar un empleo a nuestra edad».

El corredor afirmó que «no pido para mí sino para todo el mundo poniendo en evidencia las situaciones por las que muchas personas estamos atravesando ahora».

Dorijo partía de Benaguasil el pasado 20 de agosto para continuar hacia Bejis, Valbona, Cedrillas, Aguilar de Alfambra, Ejulve, Berge, Calanda, Alcañíz, Caspe y Mequinenza. Retomará el Camino hacia Fraga, Tamarite de Litera, Benabarre, Puebla de Roda, Pont de Suert y Taüll donde llegará el 5 de septiembre.