El 8 de febrero del 2008 al zaragozano Francisco Ureta le cambió la vida tras sufrir un accidente de tráfico mientras probaba una moto que le lesionó gravemente la médula y le sentó en una silla de ruedas. Su experiencia recorrerá durante todo este curso escolar los institutos de la comunidad para, como dice Ureta, «conseguir demostrar ante los más jóvenes que venir a este lado del muro por mandar un mensaje de Whatsapp o por exceso de alcohol no merece la pena, las consecuencias en este lado son terribles».

Su testimonio, que une superación personal y concienciación, se enmarca en la campaña Te puede pasar y Si controlas vuelves que lleva a cabo la Dirección General de Tráfico de la mano de la asociación para el estudio de la lesión medular espinal (Aesleme). Ayer comenzaron estas charlas ante estudiantes de la Fundación San Valero, en la capital aragonesa. Sin paños calientes, Ureta señaló que tras el siniestro se dio cuenta de que «el primer problema que ves es que tu familia y tus hijos se convierten en tus cuidadores y eso para un padre es terrible». «Volver a tu casa y darte cuenta de que ya no te sirve, que tiene que adaptarse a tus nuevas necesidades, el ver que todo se ha ido al garete por tu culpa», aseveró.

A esa situación añadió que «el no saber si tu mujer te va a dejar, si vas a tener pareja o si alguna otra mujer te querrá en esas condiciones, son algunas de las situaciones a las que te tienes que enfrentar y resultan muy difíciles». Unas duras y sentidas afirmaciones que rápidamente calaron entre los jóvenes que le escuchaban. Muchos dejaron de usar sus teléfonos móviles en esos momentos para adentrarse en el testimonio de Ureta.

Y es que este hombre les incidió en los peligros de la conducción imprudente como puede ser el consumo de alcohol o el uso del teléfono móvil para mandar mensajes.

De hecho, algunos de los que ayer le escuchaban reconocían el problema de dejar de estar pendiente de la carretera para atender un mensaje de Whatsapp. «Quiero que entendais que venir a este lado del muro significa no poder volver, porque una lesión en el sistema nervioso central no es una escayola de 45 días», les resaltó Ureta, quien les afirmó que que «da igual quien seas, donde estés o si tienes mucho dinero porque si te ocurre ya no tienes billete de vuelta, te quedas en ese lado del muro de por vida», concluyó.