El esbelto campanario de la iglesia de Ateca puede presumir de haber visto de todo. Hay quien sostiene que la torre es el antiguo alminar de una mezquita que se ubicaría junto al templo, en el solar donde hoy está la iglesia. También hay quien defiende que es una construcción plenamente mudéjar, aunque de las más antiguas de las conservadas en Aragón. Lo que está claro, según la guía Arte en la provincia de Zaragoza editada por la Diputación de Zaragoza (DPZ) es que la torre es anterior a la iglesia, aunque hoy se encuentra adosada al recinto.

Según describen los especialistas, la construcción mezcla el ladrillo y el yeso, una la combinación de materiales que otorga su acusada personalidad a la arquitectura mudéjar aragonesa. "Está decorada al exterior con elementos asimismo muy arraigados en la tradición constructiva islámica, esto es, con labores de ladrillo resaltado que componen cenefas a base de la repetición de distintos motivos, y con piezas de cerámica esmaltada de vivos colores, en este caso concreto dos, verde, amarillo y anaranjado", indican desde el servicio de cultura de la DPZ.

Por su arcaísmo se considera que esta torre de Ateca sirvió de modelo para muchas otras que guardan parecido con ella en la comarca de Calatayud, entre ellas la de Belmonte, también de planta cuadrada y decorada en ladrillo, aunque con mayor sencillez. Según la guía, en Aragón tuvo que haber cientos de alminares, pues la cultura y religión musulmanas fueron las propias de esta tierra durante varios siglos, de forma que es casi increíble que no hayan sobrevivido en absoluto, como sí lo han hecho las manifestaciones de otros periodos históricos.

Si la impresionante torre es el gran referente artístico de Ateca, el mudéjar del interior de la iglesia de Santa María es otro de los emblemas que no se pueden dejar pasar en el pueblo. "En los últimos años se está sacando a la luz, por fases, el revestimiento interior más espectacular de todo Aragón", aseguran los responsables de turismo del consistorio. La siguiente fase comenzará en breve y hasta ahora ha aparecido un revestimiento, que por volumen y calidad, ya ha sorprendido a todos los estudiosos. Dentro del programa Mudéjar abierto, coordinado por la comarca, estas valiosas muestras del arte aragonés pueden ser observadas por todo el mundo. Y si no, en horario de misas, sábados y domingos, el mejor modo de conocer las iglesias de Aragón.

Antigua churrería

Como curiosidad, los responsables de turismo señalan que en la otra gran torre de Ateca, la del reloj, se instaló uno de las primeras maquinarias que funcionaban en la comarca.

El fomento turístico se completará durante los próximos meses con la puesta en marcha de una oficina de turismo en la antigua churrería de la plaza de España. "Queremos que sea operativa para recibir a la gente interesada en la historia y el turismo de la localidad", explican los responsables municipales. Así quedará abierta todo el año, dentro del plan de revitalización turística de Ateca gracias al cual se contará con un nuevo empleado. Desde el ayuntamiento lamentan que el municipio sea "el gran desconocido" por el turismo aragonés. "Nuestro volumen de patrimonio no está tan valorado como sucede con otros conjuntos y esto es algo que nos gustaría cambiar", apuntan como reto para el futuro.

Durante la pasada Semana Santa acudió mucha gente al municipio, aunque sigue siendo una fiesta algo desconocida. "Procesiona un esqueleto humano de verdad que sorprende en toda españa y nos ha dado mucha proyección mediática", reconocen. Además, la máscara de Ateca es otra de las referencias ineludibles. Desde el punto de vista cultural también destaca el festival de los Tres Ríos, con referencias cultas que pueden interesar a todos los públicos. Y luego queda el chocolate, asociado a la industria atecana desde hace siglos. Como resume el viejo lema, la ciudad de los Huesitos "es chocolate".

El visitante de Ateca también puede disfrutar de un entramado medieval de calles que mantienen el trazado de los barrios árabes y la judería. Pasadizos, calles y rincones muy evocadores.