Si no fue una amenaza lo pareció. El ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, insistió ayer en que los trasvases no se harán sin consenso, "sin el acuerdo de las comunidades autónomas" afectadas, pero advirtió de que aquellas que los rechacen tendrán que asumir las consecuencias. Podrían quedarse sin las infraestructuras hidráulicas ofrecidas en compensación. Para ilustrarlo, puso el inquietante ejemplo de Aragón.

"Trabajaremos más en aquellos territorios que colaboren en un esquema, y los que no quieran, pues pasará lo que está pasando en Aragón, que está afrontando una de las sequías más duras sin tener infraestructuras para poder hacerlo". La afirmación parece doblemente inquietante porque pone de nuevo el foco en el río Ebro cuando se daba casi por descartado que ni siquiera Cañete fuera capaz de resucitar este faraónico proyecto. También retrotrae a la metodología empleada por el PP para aprobar el primer Plan Hidrólógico Nacional (PHN).

El trasvase del Ebro fue aprobado en la época del Gobierno de José María Aznar con el voto a favor de dos comunidades socialistas (Castilla-La Mancha y Andalucía) y de la Generalitat de CiU. El Gobierno del PP ofreció a cambio inversiones multimillonarias en obras hidráulicas en el caso de Aragón y en la recuperación del Delta del Ebro en el de Cataluña. Ambas quedaron muy diluidas cuando el PSOE derogó el trasvase en el 2004 pese que se había comprometido a mantenerlas.

FRACASO ESTREPITOSO Sin trasvase no habrá inversiones. Este es el mensaje que el nuevo ministro ha lanzado sin muchos rodeos, fiel a su estilo. "El Gobierno dialoga con todo el mundo pero tiene la obligación moral de revisar la política hidrológica más fracasada de la democracia", se justificó en la comparencia conjunta que celebró tras reunirse en Madrid con el comisario Europeo de Agricultura, Dacian Ciolos.

Mientras, se siguen sumando las reacciones contrarias a un posible trasvase. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, aseguró ayer que sería una "animalada" resucitar el proyecto de trasvase del Ebro y apostó de nuevo por traer agua del Ródano (que desemboca cerca de la ciudad francesa de Marsella) a toda la costa mediterránea peninsular. En declaraciones a Catalunya Ràdio, Mas afirmó: "Volver al PHN trasvasando agua del Ebro en este momento es una auténtica animalada. Recuperar todo aquello tal y como se diseñó en ese momento no tiene ningún sentido", advirtió el presidente de la Generalitat. Mas aseguró que, si el Gobierno acaba desempolvando su viejo proyecto de trasvasar agua del Ebro, la Generalitat volverá a su reivindicación de "siempre". "¿Queréis agua? Vayamos a Europa a buscar el agua que está disponible, que es el agua del Ródano. Servirá para Cataluña, Valencia, Murcia y la parte norte de Andalucía", afirmó Mas, que confía en que Rajoy no haga como Aznar.