El artista chino Cang Xin, especialista en fotografía y "performance", a menudo incómodas y censuradas por el régimen de su país, llega a Zaragoza con un trabajo en el que hace un recorrido por las ideas de naturaleza, historia e identidad y que incluye obras que se exhiben por primera vez en Europa.

Como muestra del camino independiente y de libertad que sigue este artista frente a la rigidez del régimen comunista chino, en el cartel de la exposición aparece su lengua frente a una fotografía de Mao Tse Tung, que ha provocado que la noticia de su presencia en España apenas haya durado cinco minutos en las páginas web de su país, ha indicado la comisaria de la muestra, Susana Sanz.

Cang Xin, que se reconoce inspirado por Goya y al que definen como "el padre de la performance en China", llega al Centro de Historias de Zaragoza, donde su obra permanecerá hasta el 17 de septiembre, de la mano de PhotoEspaña, y en la inauguración que tendrá lugar hoy realizará en vivo una de ellas, llamada "Las gimnasias".

En ella, que tendrá lugar en el plazo exterior del centro, emulará junto a casi 20 personas las posiciones de los monjes tibetanos para hacer sus plegarias a través de cinco movimientos que parecen gimnásticos, con lo que quiere transmitir la conexión de los espiritual con lo material.

De hecho, este es el "leit motiv" de una de sus series, en las que aparece en una de estas posiciones frente a espacios icónicos de diferentes lugares del mundo, como la Plaza de Tiananmen, el monumento a Colón en Barcelona, el Big Ben londinense, la Ópera de Sydney, el Coliseo romano, la estatua de la Sirenita de Copenhague o la Catedral de San Basilio de Moscú.

En la parte de la muestra dedicada a la naturaleza exhibe su fama de "chamán" del arte chino con distintas imágenes de él desnudo en distintos lugares en las que aparece como una parte más de la naturaleza, en línea con el pensamiento taoísta.

La más llamativa de ellas es en la que aparece tumbado desnudo sobre un bloque de hielo rodeado por un círculo de fuego, que preparó con temperaturas bajo cero que provocaron que incluso se le pegara la piel a la superficie.

Según la comisaria, expresa también el idealismo de los artistas chinos independientes desde mediados de los 90, que querían ser "héroes" y se centraban en transmitir la idea de cambio, en un momento en el que solo la mera idea de desnudarse en público era algo "inaudito" en China.

En su serie "Las comunicaciones", en la que se incluye el cartel de la exposición, que ha ido completando desde 1999 hasta casi la actualidad, aparece su lengua sobre distintos inventos y elementos de la historia y la tradición de su país.

En otra serie se sirve de la interacción con otras personas, con las que se intercambia las vestimentas, para jugar con la identidad y de cómo somos quienes nos marca la sociedad.

Cang Xing, que también cultiva la escultura o el dibujo, explica que, en principio, se dedicaba a estudiar la música, la filosofía o la literatura, pero que después de los sucesos de Tiananmen, que le afectaron "muchísimo", se empezó a documentar sobre el arte como forma indirecta para expresar su "desasosiego" con esos hechos y así destacar los problemas de la sociedad china.

Asegura que tiene libertad personal a la hora de crear su propia obra, pero con una cierta "autocensura" para no tocar ciertos temas "delicados" que van a ser censurados, algo a lo que está acostumbrado tras llevar toda la vida viviendo en el mismo sistema.

No obstante, espera que en un futuro "no demasiado lejano" se pueda disfrutar de la libertad de expresión en China, que cree que ha mejorado económicamente y en apertura pero no en este aspecto.

En este sentido, lamenta que la masa de la población no está educada para el arte contemporáneo y no conecta con él.

La comisaria de la exposición explica que en China hay dos caminos en el arte: el oficial, que no interesa demasiado a los extranjeros, y el independiente, en el que hay cierta libertad pero que no cuenta con ningún apoyo por parte del Gobierno y a sus autores solo les queda salir fuera para dar a conocer su obra.

Esta será la primera exposición de un artista contemporáneo chino en Zaragoza y la única de un artista vivo de este país en PhotoEspaña, que con esta alcanza ya las 13 muestras en la capital aragonesa desde que en 2013 firmara el convenio de colaboración con el ayuntamiento.