Esto de reeditar un debate como las ordenanzas fiscales año tras año debe agotar las ideas fuerza para defender una cosa y la contraria pero es recurrente que los partidos se fijen en el ejemplo de otras ciudades para justificar que el IBI no residencial afecte a más empresas pero olvidarse que en el de plusvalía, que afecta también a miles de ciudadanos y les ayudaría a aliviarles en el pago, no es un modelo a imitar. El ciudadano de a pie ya no sabe si está mejor aquí o allá, solo que si su ciudad se pareciera a otra, quizá otro gallo le cantaría.

Al final siempre otras ciudades lo hacen mejor. El Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) lo usa para decir que el umbral por el que se grava más a las grandes empresas comerciales e industriales en el IBI siempre es más bajo en otras urbes similares. Y el PSOE lo utiliza para remarcar que otras no obligan a tributar tanto al ciudadano en el de plusvalía cuando se trata de una transmisión partrimonial. El contribuyente se puede preguntar por qué no igualarse en todo. O en nada.

Según el responsable de las finanzas municipales, Fernando Rivarés --y ayer lo dijo también CHA--, el umbral de un millón de euros para el IBI no residencial está lejos del de Madrid (900.000 euros), Barcelona (256.000), Sevilla (200.000), o Málaga (206.000).

A esto, el socialista Javier Trívez responde que en la plusvalía, el coeficiente para la venta de un piso que se tiene desde hace cinco años o menos, del 3,7% en Zaragoza, está lejos del 2% de Madrid o el 2,5% de Sevilla. Pero a ambos les parece mal lo que dice el otro. Y menos mal que ambos practican políticas de izquierda.