Daniel G, J. reconoció ayer ante el Juzgado de lo Penal número 9 de Zaragoza que, el 27 de mayo del año pasado, durante la celebración de un mercado vegano en el centro social Luis Buñuel de la capital aragonesa, dio una bofetada a su novia, tras escupirle y haber amenazado al que creía que era su amante, y luego propinó varios puñetazos a un testigo que intentó detener la agresión a la mujer. Unos golpes que le dejaron inconsciente y con la nariz rota.

Por estos hechos, y tras un acuerdo alcanzado por su abogada, Olga Oseira, con la Fiscalía, la acusación particular -ejercida en nombre del agredido por Lourdes Barón- y la DGA, personada como actor civil (para reclamar gastos médicos), la pena se quedó en un año de cárcel y dos de alejamiento por la agresión al hombre, 80 días de trabajos en beneficio de la comunidad y un año de alejamiento por el maltrato a su pareja y una multa de 90 euros por las injurias al supuesto amante. La pena de prisión en principio queda suspendida, a expensas de que pague la cuantiosa indemnización a la que se comprometió, sobre todo por resarcir al afectado, incluida la operación de nariz a la que se tendrá que someter por la desviación del tabique nasal que sufrió.

REACCIÓN / Los hechos, según recordaba ayer el hombre apaleado por intentar parar la agresión, Alfonso Magaña, ocurrieron por la tarde, cuando él había acudido con su por entonces pareja a la feria vegana. «Oí gritos en uno de los puestos y me acerqué, y vi a Daniel gritándole a otro «hijo de puta, tú te la has tirado, te voy a matar». También había una chica, que luego supe que era su pareja, y le gritó «eres una hija de puta y te voy a matar».

Luego, seguía explicando Magaña, «le escupió y le dio un bofetón». Esta primera agresión no la pudo evitar, pero sin pensárselo se interpuso entre los dos «para evitar que le diera otra». Daniel G. J. la tomó entonces con él, dándole varios puñetazos «en la sien y en la nariz», que le produjeron las lesiones y le dejaron inconsciente, «en un charco de sangre».

La gente que había acudido a la feria vegana se arremolinó en torno al herido y el ayer condenado, que seguía muy agresivo, no llegó a atacar a nadie más. La pareja de Magaña ya había comenzado a llamar a la Policía antes de que él intentara detener la agresión a la mujer, por lo que los agentes pudieron arrestarle en el lugar. Ayer no llegaron a testificar al no celebrarse la vista por el acuerdo de conformidad.

Magaña no lamenta para nada lo que hizo pese a sus consecuencias. «Lo volvería a hacer hoy mismo», insistía. «Estoy muy concienciado con el tema de la violencia de género, tengo una hija y cada vez tengo más claro que existe esa desigualdad entre hombres y mujeres, y todos tenemos que actuar contra ella», explicaba.

Tampoco el hecho de que la pareja del condenado, agredida, acudiese ayer con él al juzgado -antes de tener que estar alejados un año por orden judicial-, le hacía perder un ápice de convicción. «Lo entiendo perfectamente, hay vínculos de los que no nos hacemos idea», afirmaba.

El acuerdo de conformidad alcanzado por las partes evitó la celebración del juicio, que llegaba precedido por cierta tensión, ya que ni el acusado ni sus acompañantes se tomaron bien la presencia de la prensa. La mediación de las abogadas y la presencia policial ayudaron a que no se produjese ningún altercado.