Contradictorio sí, pero real. La calle Predicadores, ubicada en el casco histórico de Zaragoza era conocida en tiempos de la República como Democracia. Y enclavado en este histórico lugar se encuentra el palacio de los Duques de Villahermosa, antaño centro de poder y nobleza que se transformó en los convulsos años de la Guerra Civil en un atestado penal destinado a mujeres, que por sus ideas, eran contrarias al régimen franquista.

Entre las decenas de reclusas allí hacinadas, se encontraba María Lacambra. Natural de La Puebla de Alfindén, María entró en los círculos políticos de Izquierda Republicana a los 14 años. Y en el momento de su detención, en 1940, se dedicaba "en cuerpo y alma" a la causa republicana, pese a la derrota militar sufrida por este bando en abril de 1936.

Casi 60 años después de aquellos trágicos años de represión política y hambre solo queda el recuerdo oral de las supervivientes. Esa situación cambió el jueves, cuando miembros de la Fundación Domingo Malagón; con la colaboración del Foro por la Memoria y la fundación de investigaciones marxistas Rey del Corral, honraron, a través de una estela y de los testimonios recogidos por la historiadora francesa Régine Illion de algunas presas, la vida de María Lacambra, la cual a sus 82 años, se mostró "emocionada" por un homenaje, que según ella "no merecía".

La historia de Lacambra, junto a la de Quiteria Serrano, volvió a resonar por los pasillos del ahora renombrado colegio Santo Domingo para mostrar a los allí reunidos el horror y la miseria que los vencedores dispensaron con los vencidos.

"Dormíamos sobre colchones, y nunca había menos de tres personas en uno de ellos. Las presas vestían harapos y no había calefacción. El caserón era un lugar frío y húmedo fuera invierno o verano", contaba Illion mientras leía los testimonios recogidos.

"Sarna, piojos, insultos y habas de las que se daba a los animales, " ese era el menú al que se enfrentaban a diario. Misa y catequesis para redimir a las "sin Dios" y la incertidumbre de no saber qué día las reclusas saldrían en libertad o peor aún, de camino al piquete de ejecución y a una fosa sin nombre.

El encuentro mantenido en el antiguo penal y ahora colegio fue aprovechado por el secretario de la fundación Domingo Malagón, Javier Ruiz, para reclamar la recuperación de la "historia democrática de España". Ruiz considera "necesario" que los lugares que fueron testigos de la represión llevada a cabo por el régimen de Franco sean señalados y no desaparezcan en el olvido. "La Memoria Histórica está sufriendo una mediatización tras la entrada en escena de Garzón. Y no solo hay que restañar a las víctimas hay que enseñar a la sociedad los sitios donde ocurrieron estas tropelías", indico el secretario general.

La cárcel femenina de la calle Predicadores es junto a la prisión de San Simón, en Galicia, uno de los primeros penales recuperados del olvido tras cuatro décadas de silencio. Sin embargo, lugares como el solar donde se ubicaba la plaza de toros de Badajoz, las tapias del cementerio Este de Madrid o la cárcel modelo de la capital, convertida en la actualiad también en un descampado, continúan sin contar al mundo lo que allí ocurrió en los turbulentos años de la Guerra Civil y de la posguerra.