Son ya 58 días de huelga y, ante un conflicto que se prolonga más de lo que debiera, comienzan a intuirse tensiones entre los miembros de la plantilla de Autobuses Urbanos de Zaragoza (AUZSA). No se sabe cuándo, ni cómo, pero ayer apareció una carta en el tablón de anuncios de las cocheras de AUZSA en la que, de forma anónima, se pedían unas elecciones sindicales con un cambio "coherente" en el comité de empresa, del que "no se puede esperar gran cosa" y del que se destaca una actitud "totalmente caciquil".

El escrito, de una página, viene a hacer un llamamiento a la "vuelta a la normalidad democrática" en la plantilla a través de unas elecciones sindicales. En la carta se achaca la situación actual a la "desunión" de un comité de empresa, que además está "enfrentado" y es "ilegítimo".

En este sentido, el presidente del comité, Javier Anadón, ya se defendió tras la asamblea general y dijo que se trata de "una guerra sucia" de algunos miembros de la plantilla, cuyos mensajes podrían estar proviniendo de la propia empresa. Ayer, volvió a repetir que el seguimiento de la huelga --del 96%-- durante estos 58 días "demuestra el grado de conciencia de los trabajadores". "Es una decisión individual de cada trabajador, el conductor, él solo, decide si secunda el paro o no", recordó Anadón.

DERROTA

El manifiesto recoge también cantidad de reproches a una parte de los trabajadores de AUZSA. En el anónimo se asegura que la huelga ha sido "una decisión precipitada y muy difícil de subsanar". De hecho, acusa sin nombres a aquellos que "tenían mucha prisa en demostrar lo luchadores que eran". Pero a pesar de mostrarse en contra de la huelga, se matiza que una vez iniciada no se puede desconvocar porque sería una "derrota". "Prolongar la huelga solo supone alargar una movilización inútil y lesiva (...) Sería incrementar la sangría hasta la siguiente derrota".

El documento recuerda que el "habitual aporte de liquidez" que el Ayuntamiento de Zaragoza utilizaba para dar fin a los enfrentamientos "no va a funcionar ahora" porque el consistorio "no debe, no puede y no quiere". El autor --o autores-- de la misiva detalla los motivos por los que el Gobierno de la ciudad no cederá ante la presión, entre ellos porque "implicaría prevaricación" y porque la situación económica heredada de los anteriores ejecutivos municipales "supone una dramática falta de liquidez".

Varios conductores aseguraron a este diario que la carta proviene de una sección pequeña de los trabajadores que siempre "van a contracorriente" de lo que la mayoría de la plantilla opina sobre los sucesivos conflictos.