Este año la plaza Aragón tendrá una ausencia destacada. La Casa Catalana, por primera vez en los últimos diez años, no estará presente en las jaimas que, en las fiestas del Pilar, monta la federación que integra a las quince. Su decisión está motivada por la imposibilidad de encontrar una empresa que se ocupe de servir comidas a los visitantes. Habitualmente trabajaban con un feriante que, en esta ocasión, no ha podido acudir a la cita de Zaragoza y no han localizado a nadie que pudiera sustituirle. Así que no habrá gastronomía catalana en este emblemático espacio ubicado en pleno centro de la ciudad.

Jordi Oriol confirmó ayer que la decisión ya está tomada y así se lo comunicaron a la Federación de Casas Regionales que ahora tendrán que habilitar solo 14 espacios a ambos lados de la plaza. Y lo han intentado hasta el final, pero hoy toca iniciar el montaje de las mismas y no había solución. Su ausencia llega, además, en un momento en el que podría interpretarse que lo sucedido en Cataluña, el referéndum ilegal y los incidentes del 1-O, podría confundir al ciudadano sobre los motivos reales. «No tiene nada que ver con eso», confirmó Oriol.

Aunque admitió que «tampoco se ha hecho mucha fuerza porque estos días está todo muy encendido».

Han preferido no forzar una situación que, pese a lo ocurrido, podía haber sido igualmente inevitable para ellos. Es un problema de no encontrar a una empresa que se ocupe de atender al público en la jaima, nada más. Y los trabajos de instalación del resto se iniciarán hoy, a las 8.30 horas, con normalidad.

INGRESOS

Su implicación con las fiestas del Pilar de Zaragoza está fuera de toda duda, sus diez años abriendo jaima, explica Oriol, así lo atestiguan, y en la Casa Catalana asumen con resignación que este problema sobrevenido ya no tiene remedio. Además, el modelo de explotación les permitía obtener una fuente de ingresos extra para el resto del año, que ahora no tendrán. Y es que el ayuntamiento cede a la federación de las casas regionales la explotación de este espacio y a ella, cada una, deben abonarle una cantidad cercana a los 6.000 euros por abrir sus puertas durante las fiestas. En esta especie de canon entra todo, desde la instalación de carpas, o jaimas, al montaje eléctrico, seguridad, y un largo etcétera de necesidades básicas para estos nueve días de actividad.

A este gasto, que asume con normalidad la empresa que se mete a gestionar su jaima, se le añadía una cuantía adicional, entre 1.000 y 1.500 euros, que acababa en las arcas de la casa regional. Una inyección que este año no tendrán.

Sin embargo, desde la Casa Catalana restan importancia a esta circunstancia poco habitual. «Muchas veces se monta la jaima no por lo que sacas de ella durante las fiestas sino por la proyección que da estar presente», explicó Jordi Oriol.

Y, en este sentido, confían en que su ausencia en el espacio de la plaza Aragón se vea contrarrestada con otras aportaciones que sí van a hacer en el programa de fiestas, para los días 12 y 13, en otros actos también significativos en la ciudad.