El Consejo Nacional del Agua que aprobó el pasado lunes el Plan Hidrológico del Ebro incluyó casi de tapadillo una reivindicación histórica de la provincia de Castellón: el primer trasvase de la historia de aguas de la Cuenca del Ebro al Levante. Años después de que se produjera la última polémica respecto al trasvase del Ebro, en pleno verano del 2013 se autorizó una reserva de diez hectómetros cúbicos al año para la comarca de Els Ports, en el Castellón interior, lindando con el Maestrazgo turolense.

De esta manera, a partir del río Bergantes, los vecinos de los municipios de esta comarca (que aportan un caudal aproximado de 32 hectómetros cúbicos anuales a través de diversos afluentes y torrenteras) dispondrán de agua del Ebro tras años de demandas. De hecho, esta pequeña zona de la Comunidad Valenciana forma parte de la cuenca. Supone el 0,17% del total del territorio situado en el dominio hidráulico del Ebro y sus afluentes.

Esta decisión, considerada como "histórica" en Castellón frenará los problemas de abastecimiento de agua del interior norte de la provincia, pero también abre la puerta a posibles trasvases, tanto para la capital de la Plana como para otros lugares del Levante. Así lo considera la propia Consejería de Medio Ambiente de la Generalitat valenciana.

BOMBEOS PROFUNDOS

Para ello, el plan de cuenca del Ebro recoge en su capítulo de inversiones 22,5 millones de euros. Aunque es pronto para conocer cómo se ejecutarán las obras, es más factible que sea a través de pozos --evitando los bombeos a gran profundidad como se está haciendo actualmente-- u otras actuaciones que logren aprovechar el agua que se genera en la comarca castellonense, que traer agua de fuera de ella. Sin embargo, las pretensiones de los dirigentes levantinos es que parte de esta partida se destine para rehabilitar el viejo canal Xerta-Calig.

Este canal, que enlaza el sur de Tarragona con el norte de Castellón se comenzó a construir en 1972, formaba parte del proyecto franquista de trasvase del Ebro y se abandonó cuando este plan se abandonó. En el caso de que finalmente se invierta dinero en esta obra, sería la mayor puerta abierta a un hipotético trasvase del Ebro de mayores dimensiones hacia otras zonas de Levante. De hecho, esta pretensión sigue firme en el actual gobierno valenciano.

El minitrasvase ahora aprobado ya se incluía en el Plan Hidrológico del 2001. El entonces presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, persiguió con ahínco que se realizara, pero finalmente se frenó en la primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.