El Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) variará en 234 municipios aragoneses como consecuencia de la revisión catastral que ha llevado a cabo el Ministerio de Hacienda. Más conocido como el catastrazo, va a afectar a 1.830 ayuntamientos de toda España. En la mayoría de los casos (1.269), el recibo se verá incrementado aunque, en algunas localidades disminuirá (534). En Aragón, el 32% de los municipios modificarán este tributo. El recibo del IBI no variará en la capital aragonesa, congelado un año más, en cambio, sí que lo hará en Huesca y en Teruel.

La actualización ha sido solicitada por las corporaciones municipales y en algunos casos supone una revisión de unas valoraciones que se fijaron en los años ochenta, por lo que estaban muy desactualizadas.

La provincia zaragozana apenas notará esta revisión catastral ya que solo 42 de los 203 ayuntamientos la han solicitado. Representan el 14% del total de municipios. En el caso de la provincia de Teruel, son 104 municipios, de 236 (un 44%) los que tienen que decidir si les conviene o no actualizar el baremo. En el caso de la de Huesca, son 88 localidades de las 202 totales que conforman la provincia.

A PETICIÓN

El Consejo de Ministros aprobó la última semana del año la revisión catastral para viviendas, locales y terrenos. Esta revisión dependerá de si, finalmente, los ayuntamientos deciden actualizar los datos que repercuten directamente en los bolsillos de los ciudadanos. Esta actualización no implica que varíe el tipo del impuesto, que es de carácter municipal y que lo fija cada ayuntamiento, pero sí lo hace la valoración del inmueble, que es la base imponible sobre la que se aplica.

La cifra varía en función del año en que entró en vigor la última revisión que se realizó sobre cada municipio. Es por ello, por lo que hay poblaciones en las que se produce una caída del coeficiente y, como resultado, una disminución de la tasa. Sucede, por ejemplo, con aquellos ayuntamientos cuya última actualización tuvo lugar en plena burbuja inmobiliaria.

Para muchos municipios de Aragón, la revisión supone, más que un incremento de la recaudación, la posibilidad de hacer aflorar construcciones que no tributaban y de actualizar los valores concedidos a las propiedades.

«A nuestro municipio, la puesta al día del catastro le ha supuesto terminar con la descompensación que había entre lo que pagaban los propietarios de vivienda nueva y los que poseen casas antiguas», explica Ricardo Altabás, alcalde de Cantavieja, en el Maestrazgo. «Los segundos tenían una carga impositiva muy baja y eso era un agravio para los que compraron obra nueva», señala.

Cantavieja realizó este cambio hace dos años y ahora, añade Altabás, se rebajan los porcentajes para evitar que aumente la carga fiscal. En el caso de Loarre, en Huesca, la renovación catastral ha servido para sacar a flote propiedades que, hasta la fecha, nunca habían tributado. Así sucedía hasta el año pasado, por ejemplo, con el embalse de la Nava, que es propiedad de la CHE. «Llevaba cien años construido y sin pagar lo que le correspondía, que supone 5.600 euros al año por la tierra inundada, las edificaciones y la propia presa», indica Roberto Orós, alcalde la localidad. Además, la revisión del catastro, efectuada de forma paulatina, ha permitido gravar adecuadamente viviendas que estaban, en algunos casos, pagando el IBI fijado en los años 80.

En La Almolda, en Monegros, el proceso actualizador ha establecido los nuevos valores pero no ha supuesto un incremento de la presión fiscal, asegura su alcalde, Manuel Lamenca. «Las tasas no se han subido», subraya, «salvo en el caso de casas y almacenes construidos desde 1983 a esta parte y que figuraban como solares o corrales». La revisión, recalca, «es algo que hay que hacer porque obliga la ley y, en términos de ingresos, no va a suponer gran cosa».