Las palmas y las ramas de olivo llenaron ayer las calles de la capital aragonesa como es tradicional el Domingo de Ramos. Siguiendo esta tradición de Semana Santa, fueron muchas las familias que aprovecharon para bendecir sus palmas y ver la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén, una de las más animadas de los nueve días de pasión.

Alrededor de 400 cofrades, 200 de ellos con tambores, salieron a las 12.00 horas de la iglesia de San Cayetano. Allí dio comienzo la conmemoración de la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, donde centenares de personas acompañaron a los nazarenos a lo largo de todo el recorrido, que procesionó por su trazado tradicional: las calles Manifestación, calle Alfonso, el Coso, plaza España, San Vicente de Paul, plaza de San Bruno, plaza de la Seo, Don Jaime y plaza del Pilar.

El desfile comenzó con una sección infantil tocando la carracla, instrumento tradicional aragonés. Tras ellos procesionó el estandarte de la cofradía, acompañado por una representación de alumnos del colegio de los Hermanos Maristas, institución a la que se integró la cofradía hace más de 50 años.

El paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, que este año celebra 75 años de su primera salida, es la representación zaragozana que más figuras porta, unas 9 aproximadamente. Se trata de una imagen de Jesús subido a una burrita entrando triunfalmente en Jerusalén acompañado de algunos de sus apóstoles. El conjunto, realizado en 1940 por los hermanos Albareda, se completa con la imagen de un niño corriendo, mientras una madre muestra a su hijo al Salvador y otra mujer lo contempla con admiración. Según detalló Jesús Paules, centro general de la cofradía, el primer conjunto que procesionó hace 77 años fue de Antonio Palao, "pero fue quemado durante la guerra civil".

Antes de la procesión, los cofrades presenciaron una misa en el interior de San Cayetano y acudieron hasta la basílica del Pilar para bendecir las entre 80 y 90 palmas con las que procesionaron.