A punto de cumplirse los dos primeros meses de curso, a los centros que este año estrenan la jornada continua -casi 80 en todo Aragón—ya les ha dado tiempo a detectar una mejora en el rendimiento académico del alumnado merced a esta modificación de los tiempos escolares autorizada por primera vez en la comunidad. Los colegios sostienen que la atención que presta el alumno en las últimas horas de la jornada lectiva es superior a la que mostraban después de comer.

Es el caso, por ejemplo, del Emilio Díaz, en Alcañiz, que, como el resto de centros de Infantil y Primaria de la localidad, se ha adherido este curso al cambio de jornada. «Estamos contentos porque creemos que es mucho mejor que la otra configuración, no solo a nivel de profesorado, sino sobre todo en cuanto al alumnado», sostiene su directora Mari Luz López, que argumenta, en este sentido, que «por las tardes teníamos dos horas media de descanso desde la salida, a las 12.30, hasta que empezaban las clases vespertinas y creemos que a los niños todavía les quedaba una hora de atención en clase con capacidad de rendimiento y ahora hemos recuperado esa hora». Porque el centro detecta que los niños «se cansan menos y están menos despistados que antes», ya que «las tardes eran bastante duras».

LOS MÁS PEQUEÑOS // Incluso los más pequeños, a los que la jornada intensiva se les podría hacer más larga y difícil de soportar parecen estar llevando bien el cambio. «Es cierto que al final de la mañana están cansados, pero hemos optado por introducirles actividades manipulativas lúdicas en la última media hora para que sean más atractivas para ellos, lo que provoca que estén más cansados, sí, pero durante menos tiempo, ya que antes lo estaban durante una hora y media», dice López.

Además, el centro resalta otras «ventajas», como la reducción del tránsito «de subir y bajar escaleras» o la ausencia de quejas por parte de los padres «más allá del contacto que se pierde entre ellos».

En el colegio Pirineos, en Huesca, el balance también es positivo. «No estamos descontentos y no me han llegado grandes quejas», dice su director Ángel Botaya, que coincide en que «el alumnado rinde mucho más en las últimas horas de la mañana que lo que lo hacía por las tardes. Incluso los más pequeños». En este centro, los únicos problemas detectados afectan a la organización del centro, «pero son menores». Se refieren a los «diez minutos» en los que coinciden los padres de los niños que acuden a las clases de refuerzo con los que van a las extraescolares y los que llegan a recoger a sus hijos.

En Zaragoza, la sensación es similar. «La palabra que define estos dos primeros meses es normalidad. No ha habido ninguna queja significativa y, lo más importante, los niños están más despiertos y atentos. Se les pasa mejor la mañana», defiende Santiago Asensio, director del colegio Las Fuentes, que destaca que ya se ha celebrado la primera reunión de la comisión de evaluación de tiempos escolares, integrada por dos padres, dos profesores, una monitora de comedor y un trabajador administrativo.

De hecho, el proyecto innovador sobre comunicación con el que el centro adquirió la autorización para cambiar el modelo de jornada ha recibido ya varias felicitaciones y ha suscitado el interés, incluso, de la propia directora provincial, que visitó el colegio el pasado jueves. «El mejor indicador es que tenemos a 32 niños más matriculados que el año pasado», subraya.

MÁS CONTENTOS // En el Juan XXIII los niños también «van mucho mejor que con la jornada partida», expone su director José Luis Félix, que, aunque admite que el rendimiento «baja algo después del recreo», asegura que «no tiene nada que ver con lo que lo hacía por la tarde». Eso y la satisfacción de los docentes hace que el balance hasta ahora sea «muy positivo», pero hay padres que no piensan lo mismo. «Los que votaron que no al cambio siguen prefiriendo la partida y aseguran que los niños están más cansados, pero la mayoría están contentos», sostiene.

Mientras, la DGA prepara ya la orden que autorizará la modificación de los tiempos escolares en los colegios aragoneses para el próximo curso. En principio, la revisión de la normativa que se ha aplicado podría incluir novedades como las relacionadas con el voto por correo o la modificación de la ponderación del voto de familias monoparentales. No está claro, sin embargo, que se altere el porcentaje de familias censadas en un centro que debe respaldar un proyecto para que salga adelante. En la actualidad, está establecido que el respaldo de las familias debe alcanzar, al menos, el 55%. H