El sindicato CGT calificó ayer de «decisión cargada de racismo» el hecho de que los padres de cinco escolares del colegio público de Villel hayan decidido llevarlos a centros concertados de Teruel, situado a 14 kilómetros, una medida que ha dejado en las aulas del pueblo a 11 niños, todos ellos de origen marroquí.

Para la central sindical, «de esta forma, la escuela de Villel queda al borde del cierre de una de sus aulas por falta de alumnado». En una nota emitida ayer, CGT-Enseñanza en Teruel denunció «cualquier muestra de racismo que se produzca en Aragón» y reivindicó la escuela rural. Al mismo tiempo, señalan que, al llevar a los niños a centros privados concertados, «se está destinado dinero público para segregar alumnado» y «condenando al cierre de la escuela rural bajo la falsa premisa de la libertad de elección de centro».

OTRAS INFLUENCIAS // Sin embargo, uno de los padres que ha decidido llevar a sus dos hijas a un colegio privado de Teruel a partir de este curso subrayó que su postura «no es racista». «Si lo fuera, haría todo posible para que se fueran del colegio del pueblo los marroquís, no mis hijas», manifestó. Y añadió que las pequeñas juegan con niñas musulmanas en la calle habitualmente.

Añadió que, al predominar los alumnos del país musulmán, los pequeños españoles reciben influencias que no considera convenientes, como el uso de tatuajes de henna.

Otro vecino que quiso mantener el anonimato aseguró que las familias marroquís instaladas en Villel son «buena gente». «Lo que ocurre es que somos nosotros los que nos tenemos que adaptar a sus costumbres y no al revés», agregó.

Villel es un municipio con unos 300 habitantes. Hace algunos años empezaron a llegar familias marroquís que encontraron trabajo en la agricultura y la ganadería, como temporeros y pastores. Algunos de estos inmigrantes trabajan además en trabajos temporales para el ayuntamiento de la localidad.