El primer pleno ordinario del Ayuntamiento de Zaragoza se mostró ayer como una fotografía perfecta del papel que juegan ahora cada uno de los grupos municipales y del que parece pretender el Partido Popular para los próximos cuatro años como princiapl (y único) partido en la oposición. Cada punto, por nimio que fuera, era susceptible de debate, el conservador Eloy Suárez volvía a obviar los acuerdos de junta de portavoces para llevar a la vista de todos lo que no es capaz de defender a puerta cerrada con el resto de grupos. Y CHA e IU, que sin ser capaces de dar aún el paso definitivo para ser socios del Gobierno, ejercen como tal y cierran filas en torno al PSOE, que demuestra una preocupante debilidad al aceptar todas cuestiones que le llegan de la bancada izquierda por entrar a veces en contradicción con lo que hasta ahora habían defendido ("votarían a favor aunque le dijeran que es de noche", dijeron desde el PP).

El objetivo parecía claro: sacar adelante todas las mociones de CHA e IU. Aunque los nacionalistas lo habían puesto fácil y la mitad estaba relacionada con temas que son competencia de otras administraciones (apoyo a la Travesía Central, defender la dación en pago o la reforma de la negociación colectiva), consiguió que los socialistas aceptaran cuestiones a las que se negaba, como interceder en el conflicto entre la dirección y el comité de empresa de FCC Parques y Jardines.

Algo similar pasó con IU, pero este salió más fortalecido que el grupo nacionalista. Porque fue capaz de lograr un apoyo unánime del pleno para trabajar en un documento que sirva para agilizar la aprobación de la Ley de Capitalidad en las Cortes. A pesar de los múltiples matices que quiso poner el portavoz del PP, Eloy Suárez, evitando fijar un plazo de tres meses como querían IU, PSOE y CHA, para no meter presión a la jefa en el Pignatelli. Quizá por eso fue una de las pocas veces en las que él intervino.

Las tornas han cambiado en la DGA y eso le facilita una vía de escape al PSOE ante tanta crispación. Sus referencias a lo que se le va a exigir al Gobierno de Aragón le permite poner un poco de freno a tanta agresividad en la oposición. Así o amonestando, como le ocurrió al concejal del PP Sebastián Contín por sus insultos.

El PP se crecía en un escenario que sigue siendo favorable para la crítica, a falta de un Gobierno más sólido, aunque no lograra sacar adelante ninguna de sus mociones. En realidad solo una de forma parcial, la que enterraba el estudio de viabilidad del metro que los populares siempre defendieron. Y fue a petición propia.