Representantes de la Confederación Hidrográfica del Ebro se reunieron ayer con alcaldes de la comarca de Valdejalón y la comarca de Calatayud y representantes de sectores empresariales de la provincia de Zaragoza, para confirmarles que la presa de Mularroya se está construyendo en una de las zonas con menor sismicidad de todo el territorio español. En este encuentro celebrado en la sede de la EUPLA en la Almunia de Doña Godina, participaron técnicos especialistas del Instituto Geográfico Nacional, responsables de la elaboración de los mapas de peligrosidad y también responsables de Protección Civil de Aragón, que coincidieron en señalar que la presa estará ubicada en una zona calificada como de muy baja peligrosidad sísmica.

En concreto, el Instituto Geográfico Nacional dependiente del Ministerio de Fomento, que es el organismo encargado de elaborar los Mapas de Peligrosidad Sísmica, confirmó que el mapa de peligrosidad sísmica de España revisado en octubre del 2015 describe el emplazamiento del embalse de Mularroya como una de las zonas de menor sismicidad del territorio nacional. La comisión de seguimiento de estos mapas está formada por 28 especialistas.

Durante este encuentro, además, se informó a los alcaldes que el embalse cumple la actual norma de construcción sismorresistente de España, que regula el cálculo de la sismicidad sobre una construcción. Por otro lado, el plan territorial de Protección Civil de Aragón en su mapa de riesgo sísmico considera también la ubicación de la presa de Mularroya de peligrosidad sísmica muy baja. A pesar de todo ello, y ante el principio de prudencia, se ha analizado el contenido recogido en un reciente artículo de la Revista Sociedad Geológica de España, publicado en diciembre del 2017 con firma de varios miembros del Departamento de Geología de la Universidad de Zaragoza que alertaba sobre el riesgo sísmico del embalse.

Según se desprende de este análisis las nuevas aportaciones sobre peligrosidad sísmica se han realizado sin una justificada metodología científica y no se ha presentado ninguna evidencia científica de la existencia de una falla con actividad sísmica durante al menos los últimos 10.000 años, es más no se han registrado afecciones por ningún tipo de actividad sísmica en las presas romanas que permanecen en el entorno desde hace más de 2.000 años, como es el caso de Muel.