Escribo estas palabras desde el respeto a Hipólito Gómez de las Roces. Comprendo que para una persona que vive Aragón como él lo ha vivido y lo vive, resulta difícil encajar la apatía y el inmovilismo que todos los que vivimos día a día el mundo del agua necesitamos sobrellevar como una parte del devenir cotidiano. Pero, precisamente por ese respeto y comprensión, necesito responder a su escrito de fecha 25 de enero de 2015 en EL PERIÓDICO.

Desde que en el 2013 comenzáramos a celebrar el 100 aniversario de la Ley 7 de enero de 1915 hasta su clausura el pasado día 7 de enero, han trascurrido casi dos años de conmemoraciones. Dos años que han servido para reflexionar sobre las luces y las sombras de nuestra querida ley. Sombras que indudablemente tienen que ver con que cien años después de la aprobación de la Ley Riegos del Alto Aragón continúe siendo una realidad inacabada, que siga siendo necesario luchar todos los días para que las obras de regulación y la construcción de regadíos concluyan por fin. En un continuo ejercicio de explicación de algo, que como bien refleja Hipólito en su artículo, debería haber sido defendido con contundencia.

Pero la ley cuenta con sus luces, la primera haber sobrevivido sin ser derogada, aportar un marco de regulación específico para Riegos del Alto Aragón y definir su entidad. Quizás parezca poco frente a la culminación de la obra, pero es lo sufriente como para tener un espacio propio en nuestro recuerdo.

Han sido dos años de celebraciones que han servido para visibilizar la ley, para que nadie olvide su existencia, pero tampoco la defensa que el regadío ha hecho y hará de ella. Porque constituye un símbolo, y si los símbolos desaparecen ¿Quién recordará el agravio? Ha servido además para dar las gracias por a todas las personas que han intervenido en el desarrollo de Riegos del Alto Aragón. Se ha homenajeado a muy pocos de los que se debería haber homenajeado, Hipólito entre ellos, y somos conscientes de la deuda y gratitud debida a cada uno de ellos, que han llevado en su sentir y su lucha una parte de esta ley.