Albert Einstein,una de las mentes más brillantes, trascendentes y «revolucionarias» para el conocimiento, del pasado siglo, expresó en un momento: «Solo los locos, que creen en sus locuras, pueden con ellas, cambiar el mundo».

Esa sabia reflexión, cumpliéndose ahora el primer mes de 2017, nos muestra su clarividencia. Nadie en su sano juicio es capaz hoy de prever cómo será la organización y forma de convivencia, en este planeta tierra, dentro de doce meses.

Desde 1945, con la derrota del nazismo, Europa Occidental, sus ciudadanos y los modelos políticos que los han gobernado, han permitido casi 70 años de libertades y progreso, con un definido sentido social en la compartición de la riqueza, que bajo la socialdemocracia y el humanismo cristiano, han logrado uno de los escenarios más significativos del «Estado del Bienestar» alcanzados en la Historia.

Estados Unidos de América, tras Rooswelt, permitió con el plan Marshall de Truman, una reparación y reconstrucción de Europa, tras la dura contienda, y a la sucesiva creación para la convivencia y defensa de su cultura, de la ONU, la OTAN, y la Unión Europea (UE) tras la Expo de Bruselas de 1958, inicialmente destinada a evitar nuevos enfrentamientos entre Francia y Alemania.

Se asistió al final de las Administraciones Coloniales, en África, Asia y Oriente Medio, y se contempló y hoy es más visible, el retraso de los países sometidos a Dictaduras Militares y salvadores de la Patria, la mayoría de las veces en connivencia con la influencia determinante del poder terrenal de la Iglesia Católica, siempre cerca del poder. España, Portugal y gran parte de las repúblicas latinoamericanas son nítidos ejemplos.

Contrastando con el progreso de los países democráticos, en libertad, sentido social, pragmatismo y sentido ético de la Iglesia Protestante. Excepcion de Francia e Italia, con mayoría de población católica, dentro de Estados laicos.

Con el riesgo de toda síntesis o simplificación, son en el escenario de Occidente, los países libres de Asia, como Japón, Corea del Sur, India, e Israel en Oriente Medio, estos cinco, los riesgos más importantes hoy, en nuestro escenario y en el global.

- Terrorismo Islámico.

- Elevados rangos de pobreza, hambruna y desatención

sanitaria en el planeta.

- Dramas humanos de los

refugiados.

- Persistencia de dictaduras

y violaciones de los Derechos Humanos.

- Y desigualdades económicas significativas, derivadas de la globalización, con tasas de paro elevadas en muchos países.

Las Variables que se pueden implementar en el 2017, además de las cinco previas, son:

- Vendaval e imprevisibilidad de Trump.

- Riesgo de escisión de la UE,

con el Brexit.

- Imperialismo ruso y dudas con la OTAN.

- Resurgir de la xenofobia

y los nacionalismos.

- Aumento de los

populismos de extrema

derecha e izquierda.

En España, internamente y tras más de doce meses sin Gobierno ejecutivo, ha disminuido, todavía más nuestro papel político en el mundo (segunda división a pesar de nuestra Historia, potencialidades e idioma), y un nada tranquilizador escenario partidista, con una grave crisis del PSOE, llegando al cainismo, y la desafección e inestabilidad que crean el nacionalismo vasco (moderado) y más radical en Cataluña, con ERC y la corrupta CiU. Escenario para el desarrollo de populismos de izquierda, y Aznar en plan mesiánico desde FAES y sus nostálgicos. La Corona, que legitimamos en 1978, tras la huida de su bisabuelo por Cartagena, asume su labor arbitral en la prensa rosa y los desfiles, como alternativa a una República.

Cambiando de tema, he tenido oportunidad de releer dos joyas ya conocidas, que justifican unos comentarios y reflexiones sobre el momento actual de nuestro país y comunidad autónoma. Una brillante monografía editada en el 2007, con motivo del centenario de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, promovida por la Institución Libre de Enseñanza, y la Residencia de Estudiantes, titulada El Laboratorio de España.1907-1939.

Recuerda la creación en 1876 de la Institución Libre de Estudiantes, por Francisco Giner de los Ríos, como paso previo a la de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), que presidió hasta su muerte don Santiago Ramón y Cajal. Así como la Residencia de Estudiantes en 1910. Aparecen gran parte de las inteligencias españolas, todas comprometidas en abrir fronteras a la Ciencia y la Investigación, contactar con Centros de Excelencia en el mundo,y favorecer estancias de brillantes universitarios españoles a formarse en las mejores Instituciones,y poder aplicar y difundir lo vivido, luego en nuestro país, en una apuesta innovadora por la Ciencia, la Educación y el conocimiento, que ayudara a corregir nuestro retraso histórico.

Emociona ver el compromiso de José Ortega y Gasset, Ramón Menéndez Pídal, José Echegaray, nuestro Nobel de Literatura, Claudio Sánchez Albornoz, Juan Ramón Jiménez, Francisco de los Ríos, Francisco Tello, y la presencia siempre atenta de don Santiago Ramón y Cajal, que tuvo que enfrentarse intensamente con Primo de Rivera tras su Golpe. (El pobre, como luego Millán Astray con Miguel de Unamuno, no entendía el valor de la Ciencia y la Educación).

Se establecieron fértiles contactos con instituciones francesas, alemanas y con la Institución Rockefeller, que donó generosos fondos para la creación de un moderno laboratorio, y el objetivo de formar investigadores, en el extranjero, se completó con la creación de Institutos de Investigación en España, y donde, de los 9.000 solicitantes de becas de ampliación de estudios, se pudieron conceder 2.000, entre ellas a Grande Covian, y el futuro Nobel, Severo Ochoa.

La Residencia de Estudiantes, fue un clima moral, como complemento de la Junta, y por ella pasaron figuras como Einstein, Madame Curie en tres ocasiones, y destacadas figuras del firmamento científico internacional.

Contribuyeron la Junta y la Residencia en abrir el papel de la mujer española en la Ciencia, pues ya hubo 1.363 solicitantes femeninas, en pedagogía, medicina, arte, derecho, etc. Así como en la Residencia paralela de Señoritas que se creó.

En 1938, Franco disuelve la Junta de Ampliación de Estudios, y se concluye esta brillante idea y proyecto libera, laico y transformador, cuando en 1940 se ordena transformar la Biblioteca de la Residencia de Estudiantes en la Iglesia del Espíritu Santo...

Tras ello el páramo, pero quedó la semilla.

Prueba de esa simiente, es el espléndido número de diciembre del año pasado de la revista (minoritaria a pesar de su excelente nivel), Claves de Razón Práctica, dirigida por Fernando Savater, con un monográfico sobre Ciencia, con plumas como Sánchez Ron, López Otin y Miguel Ángel Sierra, entre otros.

Propone Sierra, colega de nuestro actual rector, José Antonio Mayoral, un pacto por la Ciencia, y reforzar el compromiso investigador de la universidad española. Recuerda la Ley de Reforma Universitaria (LRU) del ministro José María Maravall en 1983, así como la aportación de Luis Oro, en las conexiones con Europa en el ministerio de Javier Solana con Felipe González.

Se analizan los obstáculos para la ciencia en España, los escasos recursos destinados, y reiterar que un país sin capacidad y competencia para hacer Ciencia, está destinado a ser un país secundario o, como vemos actualmente, orientado hacia los servicios (turismo), más que a la generación de productos que dependan del conocimiento científico.

Invertir en ciencia es rentable a medio y largo plazo, y ahí surge el dilema español entre «el insoportable peso de levedad científica» o reconocer que el futuro de un país depende de un sistema educativo innovador, y la apuesta por la educación y la cultura.

Sin discusiones bizantinas entre ciencias y letras. Tecnología o Humanidades. Ciencia pura y aplicada.

El conocimiento es único. Como señala el polimata inglés Halford Mackinder, «el conocimiento es único; su división en materias es una concesión a la debilidad humana».

La Universidad de Zaragoza, en los últimos 24 años, mandatos de Juan Badiola, Felipe Pétriz y Manuel López, dentro de lo limitado de los recursos ha creado un clima, partiendo de su compromiso personal como universitarios e investigadores, que ha permitido que recientemente se haya suscrito por el Gobierno de Aragón y la universidad, con el empuje de Mayoral, su equipo y la comunidad universitaria, un marco que sin duda va a significar un poderoso impulso a la ciencia, la educación y la creación de conocimiento en Aragón. Felicidades a los responsables.

Y desearía destacar, el papel del revulsivo social y cultural de la universidad, con dos ciclos espléndidos, Los martes del Paraninfo, organizado por el vicerrectorado de Cultura y Proyección Social y dirigido por mi amigo y colega Antonio Herrera, en la cita con los profesores eméritos, cuya asociación preside. Y a la que merece asistir.

Como al ciclo de Trayectorias y Conversaciones sobre la cultura en España, por el mismo vicerrectorado y dirigido por José Carlos Mainer. Por donde podemos acercarnos a algunas trayectorias humanas relevantes, y escuchar sus doctas opiniones sobre lo que la creación cultural aporta a nuestro país. H

*Médico