El Cipotegato tomó ayer el centro de la Plaza España de Tarazona entre una lluvia de tomates, como es tradicional, para dar comienzo a las fiestas de San Atilano, patrón de la ciudad. En este 2016 el honor le corresponde a Jesús Chaves Crespo, de 38 años, que cumplió "su sueño" de vestir el típico traje arlequinado rojo, amarillo y verde para ser bombardeado a tomatazos por los miles de turiasonenses y visitantes que aguardaban frente al ayuntamiento.

A las 12.00 se abrieron las puertas del consistorio y el Cipotegato salió a duras penas por el estrecho pasillo que se iba formando, a empujones, a su paso. Tras superar la aglomeración de la plaza y siempre bajo un fuego cruzado de tomates, comenzó el recorrido que había escogido por el centro de la ciudad, pasando por la catedral de Santa María de la Huerta, tardando unos veinte minutos en aparecer de nuevo en la plaza para subirse a la estatua entre vítores y aplausos.

"Solo ves brazos y manos arriba, con el ruido de toda la gente gritando y aplaudiendo", declaró, exhausto, Jesús Chaves tras volver al consitorio. "Lo más intenso es salir por la puerta, increíble", valoró el último Cipotegato, rodeado de familiares y amigos visiblemente emocionados. "Estoy muy orgullosa porque lo he visto muy acompañado y muy feliz", transmitió Dolores Crespo, su madre.

La fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, transcurrió con normalidad pese a la gran afluencia de público. La gente comenzó a abandonar la plaza al poco tiempo para continuar con las celebraciones en honor a San Atilano, que se alargarán hasta el 1 de septiembre.