Hace diez años, el fin de la burbuja inmobiliaria y la subsiguiente recesión económica pararon en seco la construcción de viviendas en Huesca. Y ahora la ciudad adolece de escasez de pisos para comprar o alquilar, tanto nuevos como usados.

«Hace una década que no se construye apenas», indica el responsable de una inmobiliaria oscense. «No hay una reserva de pisos porque se hacen promociones muy pequeñas y solo cuando está asegurada la venta», explica.

De ahí que uno de los primeros pasos que dará el alcalde de la ciudad, el socialista Luis Felipe, será reunirse con la Federación Provincial de Asociaciones de la Construcción (FAC) para abordar la situación del mercado inmobiliario.

El consistorio confía en que se produzca un incremento de la demanda de vivienda y por eso ha pedido al Gobierno central que desbloquee el solar de la antigua cárcel de Huesca. Su gran extensión permite levantar bloques residenciales e implantar servicios que, en adelante, registrarán una mayor afluencia de usuarios.

En cualquier caso, de momento, el sector inmobiliario no ha notado ningún cambio apreciable en el mercado de viviendas. «No hemos recibido ninguna llamada de personas destinadas en el cuartel que deseen comprar o alquilar pisos», señalan en la misma agencia. «No nos llegan correos electrónicos y tampoco se detectan consultas en nuestra página web», añaden.

Por otro lado, en Huesca existe una treintena de viviendas militares y también una residencia castrense. Pero el destino final de estas infraestructuras todavía se desconoce. Las primeras salieron a subasta el año pasado pero sin éxito. Y respecto a la segunda, antes de usarla requeriría probablemente una puesta a punto.