"El tren de Alta Velocidad no sólo reduce la distancia entre las ciudades, también promueve un desarrollo sostenible, impulsa nuevos servicios y potencia la interculturalidad y el turismo al mismo tiempo que la economía". Ese fue el mensaje del teniente de alcalde de Zaragoza, Florencio García Madrigal, en el primer congreso celebrado ayer en Guadalajara de la Red de Ciudades AVE, que preside en la actualidad el dirigente zaragozano.

Para García Madrigal, la irrupción de la Alta Velocidad y la malla de comunicaciones terrestres con distintos nudos previsto en el nuevo Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes ha puesto de relieve la importancia de aspectos como la intermodalidad y la accesibilidad en los modelos de ciudad.

Este ejemplo, señaló el presidente de la red, ya se ha experimentado en ciudades como Zaragoza o Calatayud, que han optado por un modelo compacto, con una estación integrada en la ciudad, pero también en ciudades como Guadalajara, con un modelo más disperso, y donde la nueva estación de Alta Velocidad, situada a unos siete kilómetros de la ciudad, ha permitido la creación de un nuevo proyecto urbanístico junto a ésta.

La secretaria general de Infraestructuras del Gobierno central, Josefina Cruz, que presidió la firma de los estatutos de esta red entre los dirigentes de las nueve ciudades implicadas, señaló que la nueva política de infraestructuras pretende aumentar la calidad de los servicios y fomentar el transporte por ferrocarril para reducir la mortalidad de la carretera.

Para Josefina Cruz, el AVE y la nueva red en forma de malla, como elemento dinamizador, origina nuevas oportunidades sociales, urbanas y comerciales para ciudades que históricamente no las habían tenido.

Calatayud y el AVE

El alcalde bilbilitano, Fernando Martín, reivindicó en su turno de intervención la situación estratégica de Calatayud y su papel como ciudad de servicios. En este sentido el alcalde bilbilitano aprovechó la ocasión para recordar el proyecto de reabrir el corredor Santander-Mediterráneo --cerrado en 1985 por la falta de demanda-- en Alta Velocidad.

En este sentido, Calatayud se presentó como una ciudad que puede potenciar su desarrollo al amparo de las comunicaciones con políticas económicas y urbanísticas capaces de adelantarse al impacto que crea el AVE. "Aseguran que una ciudad tarda unos cinco años en comprobar los beneficios que provoca la llegada de líneas de altas prestaciones y apenas hace dos años que inauguramos la red y ya lo estamos notando", señaló a este diario