Coagret y la Plataforma en Defensa del Ebro, votarán en contra del nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro en la reunión del Consejo del Agua que hoy se celebra en Zaragoza por considerar que se trata de una "oportunidad perdida" y no cumple la Directiva Marco del Agua.

Ambas organizaciones, que representan a la denominada Cuenca Azul constituida por colectivos ecologistas y de afectados de la cuenca, han indicado en un comunicado que el nuevo plan no adapta la gestión convencional de explotación de recursos hídricos a las nuevas necesidades del siglo XXI ni ha servido para modernizar las Confederaciones, donde la administración pública se pone al servicio de una parte de los usuarios.

A su juicio, el nuevo Plan de Cuenca sigue alentando la "hidroesquizofrenia" por la expansión del regadío y usura por las concesiones del agua propias de principios del siglo XX, cuando las realidades socioeconómicas y ambientales nada tenían que ver con la situación actual.

Para estas organizaciones, la demanda agraria hipoteca el futuro del Ebro y su objetivo es el máximo control de los recursos hídricos, con una demanda agraria de 10.800 hectómetros cúbicos al año de los 13.900 anuales de media de los recursos naturales del Ebro y se sustenta en el desarrollo de 445.000 hectáreas de nuevos regadíos, que sumados a las 965.000 actualmente existentes, "continuará degradando los ecosistemas acuáticos".

Coagret y la Plataforma en Defensa del Ebro denuncian además que el plan presume de que el 70 % de las masas de agua están en buen estado cuando únicamente se han estudiado 314 de las 635 existentes y dejando en el tintero las más extensas y complejas como podían ser las zonas húmedas y protegidas, las aguas de transición y marinas.

Asimismo, entre otras medidas, denuncian que el Plan propone la construcción de 35 nuevos embalses y mantiene la expectativa sobre 44 más encaminados a incrementar el almacenamiento de recursos hídricos y que afectan, todos ellos, a zonas de alto valor natural y en varios casos amparadas con figuras de protección.

Por ello, critican el "cinismo" del plan al justificar muchos de estos embalses como medida ambiental para tener caudales ecológicos, cuando lo que hace un pantano es "desregular" el funcionamiento natural de un río.