Las máquinas expendedoras de tiques a la orilla de algunos caminos del Pirineo son una figura nueva, casi llamativa. Los ayuntamientos del Pirineo, sobre todo en el Sobrarbe, han empezado a cobrar por el acceso en vehículo de motor a pistas de montaña muy transitadas, como la que sube al ibón de Plan desde Saravillo.

La medida, que empezó tímidamente hace dos años, se ha ido extendiendo y cada temporada aumenta el número de consistorios que establecen la obligación de pagar para poder usar algunos servicios o infraestructuras.

Los responsables municipales argumentan que el dinero recaudado se dedica al mantenimiento de los caminos y redunda en la mejora de la red de pistas. Pero en las empresas de aventura las cosas se ven de otra manera.

«El cobro por el uso de caminos públicos puede reducir la afluencia de turistas, cuando el objetivo debería ser favorecer la llegada de visitantes», lamenta Nacho Cifuentes, responsable de la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón (Aetda) en el Sobrarbe. «Eso es importar usos de la ciudad, donde se cobra por todo, e implantarlos por las buenas en las zonas rurales», afirma.

Como ejemplo pone dos pistas que suben a Peña Montañesa desde el pueblo de Laspuña. «Desde este año, a los particulares les cuesta tres euros por viaje, pero las empresas que suben a aficionados a la bici de montaña para que puedan hacer descenso tienen que pagar 500 euros por la temporada completa», informa. El resultado, dice, es que los taxistas han decidido no hacer ese trayecto «porque no les sale rentable».

aceptación // Sin embargo, en el Ayuntamiento de Laspuña consideran que se trata de un precio «razonable» y «justificado». «Se paga por vehículo, no por número de personas, y se trata de una cantidad asumible», subraya Antonio Castillo, alcalde de la localidad sobrarbense. De hecho, añade, «la mayoría de la gente lo ha aceptado».

Bielsa es otro de los municipios que, a partir de este verano, ha decidido cobrar por circular por algunas de sus pistas, en concreto las que conducen a La Estiva, Ruego y Montiniés. El precio estipulado será de uno o dos euros por vehículo.

DESTROZOS // «Teníamos que hacer algo porque, de tanto usarlas, las pistas se deterioran y se quejan los ganaderos y otros usuarios», señala Pedro Sampietro, concejal del pueblo pirenaico. La ventaja del sistema de cobro, apunta, es que el dinero obtenido se reinvertirá en la montaña. «Lo que se obtenga se gastará en compactar el firme, limpiar las cunetas y mejorar la señalización», manifiesta.

Además, señala Sampietro, el ayuntamiento correrá con el gasto del acondicionamiento de las fuentes, la creación de miradores con paneles explicativos y el mantenimiento de los cortafuegos, «de forma que todo lo recaudado vuelve a la montaña».

Por otro lado, en los pueblos partidarios de cobrar por el uso de pistas han comprobado que el paso de todoterrenos y otros vehículos provoca destrozos en los caminos que luego es necesario arreglar.

Pero Cifuentes considera que la reinversión de los ingresos por el uso de pistas «no se ha notado». «Yo diría que los caminos siguen en bastante mal estado», opina.

El alcalde de Laspuña sale en defensa de la labor de los municipios. «Nuestro término tiene más de 60 kilómetros de caminos que cuesta mucho dinero mantener», argumenta. Solo el año pasado, el pueblo se gastó 40.000 euros en el cuidado de «algunas» de las pistas.

Desde su punto de vista, la atención que se presta a la red de caminos hace que estos se encuentren «en las mejores condiciones posibles». Pero se trata, añade, de uno de los muchos gastos que deben soportar las arcas municipales. «Los ayuntamientos pequeños estamos ahogados porque tenemos que dar muchos servicios y se ponen muchas cortapisas burocráticas a la explotación del monte», sostiene Castillo. Hasta hace unos años, explica, la extracción de madera daba beneficios suficientes para mantener las pistas.

Pero, de un tiempo a esta parte, se ejerce un férreo control sobre las talas, de forma que, si se exceptúan los pastos, «el monte se ha quedado solo para el ocio».

En la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón creen que el rendimiento económico del cobro por el paso por las pistas será limitado. «No hay apenas vigilancia y no todos pagan», advierte Cifuentes.