Uno de los temas de mayor relevancia desde el punto de vista social es, hoy, el de la igualdad de la mujer. Partiendo, como por desgracia resulta obvio en la mayoría de los países considerados democráticos, vanguardistas, occidentales, de su evidente desigualdad salarial, directiva, contractual... Injusticia que clama al cielo pese a realizar ellas muy a menudo una doble función, como profesionales y gestoras del hogar, mientras que novios/maridos se quedan/nos quedamos en la primera actividad, la externa, escaqueando la otra y cualquier compensación, reparación, previsión...

La única manera de remediar esta lacra es la educación y la sensibilización de las nuevas generaciones, porque las antiguas tienen mala solución.

Una original manera de reivindicar la igualdad de géneros fue asistir este último fin de semana al Teatro Principal de Zaragoza, donde se ha celebrado con gran éxito el estreno de Yo soy Coco, de Blanca Resano y la compañía Actrices para la escena, gestionada por Paco Sevilla, Pilar Pardo y Chati Calvo.

Un refrescante e ingenioso espectáculo teatral, divertido, ágil, moderno a rabiar, en el que hasta cinco actrices interpretan a Coco Chanel: Carmen Marín, Amor Pérez, Ana Marín, Inma Oliver y Ana Pérez de Saracho. Acompañadas en otros papeles por Nuria Herreros, Marisa Nolla, Luisa Peralta, Irene Alquézar y Amparo Luberto. Todas ellas inspiradas, resueltas, con momentos de hondura y comicidad, alternando el fondo imponente del personaje con empatía y humor.

Coco, de cuya muerte pronto se cumplirá medio siglo, fue un excelente ejemplo de elegancia y estilo, reivindicación social y fidelidad a su condición de mujer y a sus orígenes.

Rodeada de hombres en el contexto de una industria efímera y al mismo tiempo eterna, tan competitiva y férrea como la moda, supo elevarse sobre su propia estatura, creando empresa y líneas propias, y haciéndose respetar. Inteligente, luchadora, con una gran sentido de la igualdad, de la responsabilidad, del poder de la cultura y la belleza como curativos de los males de la sociedad, Coco encarnó un gran ejemplo a la hora de enfocar las luchas de la mujer contemporánea, cuyo triunfo está lejos de vislumbrarse aún.

Aunque un poco más cerca, quizá, gracias al trabajo de Actrices en escena.