La nueva minstra de Defensa, María Dolores de Cospedal, va cogiéndole el gustillo al cargo y ya se fotografía marcial junto a la bandera, inclinando la cabeza cual cadete y hasta desfilando con marcialidad, vista a la derecha, ar (aunque últimamente lo que ve a la izquierda, siendo el fuego amigo cada vez más amistoso y habiendo menos trincheras que cuando empezó la guerra de los indignados, tampoco le desagrada).

Unos, como Cospedal, llegan al Ejército español. Otros salen.

Es el caso, por ejemplo, de Luis Gonzalo Segura, el teniente recientemente expulsado por sus denuncias contra altos cargos, de acuerdo a los indicios de corrupción que el oficial pudo fedatar en el ejercicio de su profesión.

Segura (Madrid, 1977) escribió un primer libro, «Un paso al frente» (Tropo Editores 2014) que fue una auténtica bomba por su sinceridad y contundencia, y cuyos efectos, en forma de sucesivas ediciones, inquietaron y mucho a sus superiores.

Segura fue llamado al orden, pero no se retractó, sino todo lo contrario. Acudió a la prensa y con valentía puso los datos sobre la mesa de la opinión pública. Prácticas turbias, mezquinas o fraudulentas, como los abusos en las cuentas públicas de las fuerzas armadas, particularmente en el capítulo de sus abastecimientos, ropas, comidas, enseres, armamentos, maquinarias, desplazamientos, alojamientos, munición, pero también más allá, en la práctica jerárquica, en el seno del poder militar, afectando supuestamente esas prevaricaciones y abusos de poder a nombramientos en el escalafón y en la sección jurídica, a los tribunales militares encargados de sancionar desde las faltas de disciplina hasta los delitos de lesa patria.

Segura, presionado desde las alturas, soportó sanciones, descalificaciones, castigos y aguantó hasta el final, sometiéndose además a una huelga de hambre y preparando su nuevo libro, Código rojo (Destino), una novela que esta tarde presentará en Casa del Libro de Zaragoza.

Y que, además de mantener consecuentemente todas las tesis de Un paso al frente en el capítulo de la corrupción militar, se revela como una buena novela de acción. Negra, realmente, tanto por el fondo de sus denuncias como por la propia trama, que incluye asesinatos en serie y una investigación militar presidida en todo momento por la sospecha. Cospedal no creo que la lea. A mí me ha encantado.