El centro integrado se expande con fuerza por todo Aragón. Este modelo, por el que un alumno permanece en un mismo centro desde Infantil hasta el final de la ESO o del Bachillerato en los de nueva creación, se ha convertido en seña de identidad del actual Departamento de Educación, que pretende con ello optimizar espacios y recursos públicos, además de «ofrecer respuesta a las necesidades de escolarización y facilitar la transición de Primaria a Secundaria».

Se diría que la Administración ha decidido aplicar en la escuela pública algo que sí funciona en la concertada, donde, generalmente, los niños permanecen en un mismo centro durante la práctica totalidad de su etapa educativa hasta alcanzar e incluso culminar la enseñanza postobligatoria.

Dos más nueve

Durante este curso, esta experiencia ya se ha iniciado en los colegios de La Jota (en Zaragoza) y en el de Ayerbe (Huesca), pero la proliferación se hará efectiva a partir del próximo, cuando otros nueve colegios de la comunidad quedarán constituidos como integrados, por lo que también podrán impartir Secundaria en sus instalaciones. Se trata de los centros San Jorge, Zaragoza Sur, Val de Atalaya (María de Huerva), Parque Goya, Miralbueno y Rosales del Canal, Julio Verne, El Espartidero y el Galo Ponte de San Mateo. Todos comenzarán a impartir la ESO el próximo curso, excepto los centros de los barrios del sur de Zaragoza, que ofertarán la Secundaria en cuanto haya alumnos que finalicen el periodo de Primaria. Educación advirtió, tras la reciente aprobación de la conversión por parte del Consejo de Gobierno, que las unidades y enseñanzas que se pongan en funcionamiento en cada uno de los centros podrán incrementarse excepcionalmente en función de las necesidades de escolarización.

Además de estos, el Departamento de Educación ya anunció que los nuevos centros proyectados en el sur de Zaragoza nacerán directamente como integrados, permitiendo a sus alumnos estudiar allí desde los 3 años hasta la Secundaria. Es el caso de Valdespartera 3, 4 y 5, de Arcosur y Parque Venecia.

Otras comunidades cuentan con centros donde Primaria y Secundaria comparten espacios, pero Aragón es pionera en la conversión de aulas de Infantil y Primaria para acoger alumnos de Secundaria para responder a institutos llenos.

Críticas sindicales

La fórmula satisface a los padres, pero choca de bruces con la crítica de los sindicatos, que no entienden tanta «precipitación» y que critican a la Administración por las numerosas «dudas» y «lagunas» que ofrece el modelo. «No lo vemos nada positivo porque, por un lado, advierte de una falta de planificación de las Administraciones anteriores y, por otro, aunque aceptamos la propuesta inicial de que este modelo surgiera como centros pilotos en dos casos: La Jota y Ayerbe, apenas ha pasado un año y ya tenemos nueve más sin que se haya evaluado ni negociado con los sindicatos», expone Alfonso Zafra, de CSIF. Una queja que también ha expuesto STEA y compartida por el resto de colectivos.

Para los sindicatos, la masiva conversión de centros en integrados es «precipitada» y carece de un desarrollo normativo apropiado. «Se precisa un reglamento orgánico específico e instrucciones de funcionamiento. La Administración dice que se están elaborando pero el caso es que no están hechas». Además, CSIF entiende que la creación de figuras nuevas, como el coordinador de centro, «no tiene definida ni su retribución ni las compensaciones horarias». De hecho, «en algunos ya se prevén problemas de espacio cuando se traslade alumnado de los cuatro cursos de la ESO, así como los relativos a la adecuación de comedor, patio de recreo, talleres, laboratorios y otros espacios propios de Secundaria que tendrán que transformar las aulas del colegio de Infantil y Primaria».

CSIF también denuncia los «graves problemas» de personal y plantillas que, en su opinión, van a tener los institutos colindantes de estos centros integrados por transformación, que «verán disminuido el número de alumnado, y consecuentemente habrá profesorado desplazado y suprimido de su puesto de trabajo». Incluso la «división de derechos» de alumnos que tendrán que desplazarse de su localidad y otros, por la contra, «podrán continuar en la misma para cursar la ESO», indica.

Además, los sindicatos admiten sus dudas acerca del funcionamiento de estos colegios a largo plazo. «No tenemos claro que un aula de Primaria pueda convertirse en taller de Tecnología, o cómo se organizarán recreos, espacios o jornadas culturales o de fin de curso. ¿Y si falta un profesor de Primaria? Uno de Secundaria no puede sustituirlo y tampoco viceversa, pero los niños no pueden quedarse solos. Es una situación de inseguridad jurídica y de las condiciones laborales». Por esto, estos colectivos confían en que la DGA sea capaz de resolver todas esas dudas.

Aprobación de los padres

No las tienen los padres, que aplauden el modelo. La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapar) ha valorado desde el principio positivamente la creación de centros integrados porque

«dan respuesta en zonas determinadas a las necesidades de plazas escolares en Secundaria y a la optimización de los recursos y espacios públicos». En este sentido, recuerda que se han creado algunos en centros que ya funcionaban en las etapas de Infantil y Primaria «pero que contaban con baja demanda por la merma demográfica habida los últimos años y en cuyas zonas sin embargo la presión está en Secundaria».

Por otra parte, el colectivo considera «muy positiva» la creación de los nuevos centros educativos con todas las etapas,

«lo que constituye una apuesta hacia la racionalización de uso de los espacios públicos», afirma el colectivo de familias.

En cualquier caso, las familias reclaman que se garantice la calidad, los recursos y el acceso a todos los servicios, y de forma «muy particular» al comedor.