El alboroto propio de la salida del colegio se mezclaba con los nervios y la incertidumbre de las decenas de familias que esperaban sentadas en la sala donde se iba a decidir su suerte. El equipo directivo del colegio Montecanal, uno de los más de 60 centros aragoneses con exceso de demanda que llevaron a cabo ayer el sorteo para asignar el número aleatorio que otorgará preferencia en caso de empate, fue puntual.

Como es habitual, un niño fue el encargado de sacar la bola soñada. El 25. De ahí hacia adelante, la plaza. Hacia atrás, el disgusto. "Pues es el número que tiene asignado mi nieto", celebró Charo. Ella no lo tenía del todo claro, pero la fortuna le había esbozado una sonrisa de oreja a oreja. Su nieto estaba dentro. "Mis hijos y yo vivimos en Valdespartera, pero los dos colegios de ese barrio nos pillan mucho más lejos y, además, nosotros somos los que tenemos que venir a buscarlo muchos días", apuntó.

Justo a su lado, Esmeralda también sonreía, pero a medias. Ella puede haber tenido suerte, pero su hijo no iba a compartir colegio con todos sus amigos. "Somos ocho del mismo bloque pero, aunque yo creo que entraré, todos no lo van a poder hacer y es una pena porque están todo el día juntos". Todos ellos también viven en Valdespartera.

Éxodo

Porque la carencia de plazas escolares en la zona ha llenado los dos colegios del barrio, ha provocado la mayor recepción de solicitudes de los últimos años en Montecanal y ha provocado un éxodo considerable de familias hacia Romareda o Casablanca en busca de un centro menos demandado. "Si nos cogen será un alivio porque es el colegio que más cerca tenemos y la situación del barrio es lamentable", aseguró Esmeralda, que pregonó a los cuatro vientos la necesidad de "uno o dos" centros nuevos. "La gente ha optado por irse a Romareda porque no tenía nada claro que tuvieran plaza en los colegios del barrio ni tampoco en este, que, de hecho, ofrece 75 plazas pero ha recibido 129 solicitudes y 36 tienen plaza segura al ser hermanos de otros alumnos del colegio", apuntó.

Sandra tampoco tuvo suerte. En su caso, perseguía la única plaza para Primaria disponible en el centro y competía con otras tres instancias. Su número no salió y ahora solo le queda la posible renuncia de la afortunada. "Vivimos justo aquí detrás y ya en su momento nos quedamos fuera y abocados al colegio Valdespartera, que está a 20 minutos andando, mientras que tenemos otro hijo que va al instituto, aquí al lado, y tenemos que hacer cuatro viajes diarios", lamentó.

La espera sigue. Al menos, hasta el día 8, cuando se publicarán las listas provisionales.