La caja del órgano barroco de la iglesia de Ricla está totalmente vacía tras someterse a un exhaustivo despiece como paso previo a la restauración de esta "joya del patrimonio orgánico aragonés", tal y como lo define Claudio Rainolter, el restaurador que se encarga de todo este trabajo.

El pasado 10 de junio personal del Ayuntamiento de Ricla y de la empresa Claudio y Christine Rainolter se encargaban de desmontar las últimas piezas del instrumento, entre ellas el secreto del órgano mayor, el corazón de todo el sistema.

En total son aproximadamente unos 1.500 tubos los que se han desmontado para trasladarlos a Tarazona, donde se encuentra el taller de estos conocidos restauradores, que ya acumulan 20 años de experiencia en la provincia. Tan sólo quedan, en los laterales de la caja, los contras, unos tubos de más de cuatro metros de longitud que deberán restaurarse sin moverse de su sitio debido al tamaño y a la dificultad añadida de la localización del órgano.

DE 1745 Este instrumento data, según una inscripción en su parte superior, de 1745. Es por tanto un órgano barroco español del que destaca su ubicación, incrustado justo en el centro de una de las paredes laterales de la iglesia y a una gran altura. Esta circunstancia, afirma Claudio Rainolter, confiere al instrumento una muy buena sonoridad en la iglesia.

Desde que se instaló, el órgano se ha visto sometido a algunas reformas. La primera de ellas, a principios del siglo XIX fue para engrandecer el instrumento. Este sería tal vez el momento en el que se instaló el segundo teclado. Otra modificación posterior, entre finales del siglo XIX y el siglo XX iría más destinada a "adaptar el sonido a los gustos musicales de la época romántica", afirma el restaurador. Fue en este momento cuando el teclado pasó a tener de 45 a 48 teclas "aumentando las posibilidades musicales del intrumento", puntualiza este experto en órganos. Así, en la restauración se va a respetar esta segunda reforma.

La sorpresa de los asiduos a la iglesia de Ricla una vez restaurado el órgano no vendrá sólo por el sonido del instrumento, sino también por el aspecto de su caja "con una ornamentación riquísima y unas pinturas de gran calidad" que ahora permanecen casi ocultas a los ojos del público.

La caja del órgano permanecerá vacía hasta el otoño del 2005, según las previsiones de los restauradores. Mientras los tubos se someten al proceso de restauración y reconstrucción en Tarazona, el Ayuntamiento de Ricla acondicionará todos los accesos al órgano y el interior del mismo para empezar el montaje y permitir a la población escuchar el sonido de este instrumento mudo desde hace más de 60 años.