El comisario de la Expo, Emilio Fernández Castaño, o en su ausencia algún responsable de la Oficina del Comisario tiene la capacidad de detener la salida del recinto de un envío de mercancías de algún país en el caso de que este participante mantenga alguna deuda pendiente con la organización. De hecho, es el único que tiene este poder, que se traduce en la prohibición de precintar la mercancía. Mientras, tanto los 120 trabajadores que se encargan del desmontaje en el recinto, como los 18 que lo hacen en la aduana realizan el control rutinario y dan salida a las expediciones.El mercadillo que se montará el próximo domingo en las dársenas de la estación de autobuses creada en el parque del agua contará con muchos productos que estaban en las tiendas instaladas en el interior de los pabellones y que no han sido vendidos durante la muestra. Su inclusión en este rastrillo está estrechamente relacionada con su retorno a su país de origen ya que, para muchos de ellos, resulta más rentable vender estos objetos escandalosamente baratos a pagar los portes de un envío internacional. No es de extrañar que se ofrezcan auténticas gangas, aunque la mayor parte de los países que se han sumado a esta iniciativa son los denominados países ayuda

, a los que Expoagua financió el transporte de la expografía y también correrá con los gastos en su devolución. En estos casos, los portes son excesivos para el escaso volumen de carga que representa estos artículos sobrantes.