Cocaína, speed, cristal y marihuana. Un cóctel de sustancias estupefacientes que provocaron en Pedro C. F. tal alucinación que llegó a comparar su relación sentimental con la de Adán y Eva durante una discusión con su exnovia. En esta ocasión la manzana envenenada tenía forma de cuchillo de cocina con el que intentó a asesinarla, durante la madrugada del 12 de junio del pasado año.

Ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, este hombre de 39 años afirmó que "no fue consciente de lo que pasaba". "Yo solo me acuerdo de drogarme antes y del después de ir a la psicóloga porque estaba muy mal", recalcó, sin dar más detalles. No obstante, aprovechó su turno de palabra para pedir perdón a la víctima y a su familia.

VÍCTIMA

Detrás de un biombo, la víctima de la agresión sí describió, con voz entrecortada, todo lo sucedido. Rebeca, que había mantenido una relación de siete años con este hombre, recordó que Pedro C. F. le llamó porque "se quería quitar la vida", así que "me presenté y ya empezó a decirme cosas sin sentido".

"Me dijo que éramos como Adán y Eva, que su abuela era Jesucristo o que él era el Mesías", apostilló, mientras apuntaba que le dijo que se relajara y "empezó a agredirme, a decirme que estaríamos juntos con o sin mi sentimiento".

Todo ocurrió en la vivienda del procesado, en la localidad zaragozana de Villanueva de Gállego. En el salón empezó a recibir golpes y patadas por todo el cuerpo e incluso le amenazó con "abrir el pecho de su padre y sacarle el corazón".

Los puñetazos fueron el inicio de unas dos horas de miedo y sufrimiento por parte de esta mujer que recibió un mordisco en la cara que le hizo sangrar. Una imagen que supuestamente su agresor quiso que lo recordara siempre, ya que la llevó entre empujones al baño y la estampó contra el espejo para que sus ojos vieran lo ocurrido. En ese momento intentó asfixiarla con la camiseta, llegando a auparla cogiéndola del cuello.

No acabó aquí este episodio, según Rebeca, ya que "aprovechó el desconcierto por la falta de oxígeno para ir a por un cuchillo". Ella demostró tener buenos reflejos porque cuando, supuestamente, iba a ser apuñalada en el pecho varias veces puso su bolso como escudo.

Tras ello consiguió salir corriendo y resguardarse en el dormitorio. Esta habitación no tenía pestillo, por lo que puso un tendedor entre la puerta y la cama para protegerse.

En un descuido, según la víctima, consiguió coger un móvil y llamar a la Guardia Civil. Cuando llegaron los agentes el procesado se estaba masturbando, mientras les profería una serie de insultos.

Los miembros del instituto armado ratificaron que ella había sufrido una "violenta agresión" e incluso reconocieron visualmente el bolso que había quedado como un colador.

También reconocieron que tuvieron que primar el traslado de la víctima a un centro hospitalario, dejando solo en su casa a Pedro C. F. , "debido a que la patrulla más cercana estaba a 50 kilómetros". El acusado pudo fugarse, pero no lo hizo.

Una decena de médicos, peritos y forenses coincidieron en que el estado mental del procesado era de "desbordamiento" y que sufrió una "psicosis anfetamínica".

Por todo ello, la fiscala solicitó para él cinco años y medio de cárcel por tentativa de homicidio y amenazas, si bien admitió como atenuantes que pagó la indemnización y su drogadicción. También solicitó 12 años de alejamiento. El abogado defensor, Alberto Cervera, apuntó que solo hubo lesiones y que debe considerarse su situación mental. Por ello pide su puesta en libertad, ya que ha cumplido 17 meses de prisión preventiva.