De repente, Santisteve se ha encontrado con que el ayuntamiento que gobierna va a tener que pagar entre este año y el que viene noventa kilates por viejos procesos de naturaleza económica que perdió, recurrió y ha perdido irremediablemente. O sea, que Zaragoza en Común, de momento y al margen de asuntos menores, se las está viendo con la ruina que le han dejado los compañeros del PSOE. Lo habitual: facturas sin pagar, una deuda recrecida, un gasto corriente descontrolado y, encima, las sentencias en contra. En algunas de ellas se fija un pago por intereses de mora mayor que el correspondiente al principal; o sea, que el asunto se dejó morir en los tribunales (sin ninguna posibilidad de ganar), en vez de afrontarlo de cara y solucionarlo a menor coste. Por fortuna,, Fernando Gimeno ya no se ocupa de administrar la ciudad de Zaragoza... ahora maneja los presupuestos de Aragón. Maravilloso.

Saber las cosas que han pasado debería servir para evitar que sigan ocurriendo. Pero ya perdonarán si me muestro un tanto escéptico al respecto; porque, si bien la transparencia de las administraciones ha mejorado, el personal de a pie sigue sin enterarse de gran cosa. Buena parte de quienes manejan hoy las instituciones tampoco parecen demasiado interesados en revelar lo que sus predecesores enterraron bajo las alfombras. Y no tengo muy claro que los nuevos (no digo Ciudadanos, que es un partido ectoplásmico, sino Podemos y sus anexos, que vienen con más ímpetu) sean técnicamente capaces de investigar lo de antes y exigir responsabilidades.

De momento, el Consistorio zaragozano ha pedido dinero al Fondo de Inversión Local del Ministerio de Hacienda para pagar los noventa millones de que hablaba al principio. Entre esto, y las reclamaciones de Lambán, que también pecha con un agujero descomunal, Montoro se lo debe estar pasando pipa. ¡Anda que no ha disfrutar dándoles en el morro a sociatas y populistas!

En el Pignatelli, el nombramiento de directores generales muy vinculados a etapas pasadas (en el área de Medio Ambiente y similares hay cargos relevantes que ya trabajaron a las órdenes del mismísimo Boné) indica que no se volverá la vista atrás. Está por ver a quién nombran máximo responsable de la Corporación de las sociedades públicas, y si hay cambios (que debería haberlos) en la alta dirección de tales empresas. Previamente, y sin mayores alharacas, Aramón acordó, con fecha 9 de junio (cuando aún gobernaba en funciones la señora Rudi), una reducción de capital en más de setenta millones de euros "para compensar pérdidas mediante la reducción del valor de las acciones de dicha sociedad" (en la que DGA e Ibercaja van a medias).

Quizás sea mejor seguir en Babia. Se está más tranquilo.