El ADN de un cigarrillo en el domicilio de un traficante de drogas que fue asaltado de forma violencia derivó, en julio del 2015, en la desarticulación de una organización criminal dedicada al robo de sustancias estupefacientes a narcos, así como, a la distribución de las mismas en la capital aragonesa. Dos de los detenidos, Francisco Miguel Narvalaz y Féliz Narvalaz, se sentaron ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde aceptaron, tres años y medio de prisión y dos años y medio, respectivamente.

En un primer momento se enfrentaban a 4 años de prisión, si bien sus abogados defensores, José Luis Melguizo y Eloísa Gimeno, presentaron unos informes de toxicología que fueron aplicados como atenuantes muy cualificadas que les redujeron la pena. Junto a estos dos hermanos debería de haberse sentado la esposa de uno de ellos, Juana Gabarre, si bien su paradero es desconocido desde que saliera de la cárcel donde cumplía una pena para disfrutar un permiso de seis días. Es por ello que la el tribunal provincial no dudó en decretar su busca para poderla enjuiciar.

Los dos encausados admitieron que el día que fueron arrestados iban en dos vehículos camino de Alcalá de Henares con la intención de proveerse de droga. La Policía Nacional era conocedora de esta operación gracias a la investigación que realizaron, si bien al detectar la presencia de los agentes en la A-2 decidieron fugarse, llegando a abandonar uno de los turismos con 3,5 kilos de heroína. Un operativo en el que intervinieron hasta helicópteros les localizó y capturó.