El alcalde de Villanueva de Sijena, Alfonso Salillas, reclamó ayer «cautela» ante el revuelo causado por el más que probable traslado de Huesca a Zaragoza de la jueza titular del caso de los bienes del monasterio, Carmen Aznar. «Ya hemos esperado veinte años, no tenemos prisa», ironizó.

En las últimas semanas, en la comarca de los Monegros el rumor de que la magistrada había pedido el cambio ya era insistente, y por lo tanto la preocupación por un nuevo retraso en la ejecución de la sentencia. Desde el consistorio se confía en que la persona que tome la posesión en el cargo sea la responsable del juzgado de Instrucción número 2 de Huesca, Silvia Ferreruela, con una gran experiencia en el litigio del arte sacro ya que a ella le corresponden los expedientes sobre los murales del cenobio.

Salillas mostró también su agradecimiento a la magistrada que dejará el puesto, al considerar que gracias a su labor se han podido lograr muchos de los avances actuales. «Ha costado mucho que esta trama interese a escala nacional», destacó el alcalde monegrino. Por ahora considera conveniente que se rebaje la tensión hasta que pasen las polémicas independentistas en Cataluña, así que reconoció que el periodo de interinidad que se abre hasta el próximo enero no les supone un perjuicio para la reclamación ya que la Justicia actuará independientemente de los nombres. «Está muy claro que las compraventas son completamente nulas», destacó el primer edil, que lleva décadas denunciando la situación del monasterio de su localidad.

Por su parte, el abogado que representa al municipio, Jorge Español, aseguró ayer que el traslado de la jueza es todavía provisional, al no aparecer publicado en el BOE, y consideró es que «lo lógico» es que el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial) le autorice a terminar las causas que lleve que están a punto de concluirse, como la de la ejecución de las 44 piezas en el Museo de Lérida. Asimismo, «confía plenamente» en el juez sustituto y espera que concluya la ejecución de la sentencia «con prontitud y celeridad, llevándola hasta las últimas consecuencias procesales y depurando todo tipo de responsabilidades civiles y penales».